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La segunda parte de la Trilogía de la Niebla da comienzo en Calcuta, en el año 1916. El prólogo nos cuenta el principio de un drama, la salvación de dos bebés recién nacidos perseguidos por un hombre misterioso, que más tarde serán separados por su abuela, por su supervivencia. Dieciséis años después, en 1932, Zafón nos habla de Ben, un chico de dieciséis años (sí, uno de los bebés, sorpresa) que se ha criado en un orfanato bajo la dirección del Sr. Carter. Allí convive con sus amigos, los cuales se reúnen muy a menudo, pues forman parte de un club, en el Palacio de la Medianoche, que no es otra cosa que un edificio en ruinas que los chavales utilizan para sus reuniones nocturnas, donde la “Chowbar Society” nos brinda amenos diálogos. Al cumplir dicha edad, los chavales deben abandonar el orfanato, pues se supone que ya se valen por sí solos y han de continuar su vida, bien trabajando o bien estudiando. Así pues tenemos a Ian, nuestro narrador, que es uno de los miembros del club que ha conseguido una beca para continuar sus estudios, actualmente es médico y nos cuenta la historia desde un principio, cuando la anciana Aymara Bosé separa a sus dos nietos, quedándose con la niña, Sheere, a la que conocen y hacen miembro de su selecto club tras cumplir una norma: contar una historia que no sepa nadie. Zafón nos envuelve en una espiral de aventuras, misterio, sombras, fantasmas y amistad, a partes iguales. Dicha historia tiene también su malo, un hombre tétrico que quiere asesinar a los dos hermanos a toda costa y del que nadie sabe nada, al que deciden –en cierto modo- investigar. Lo que no saben es que oculta una terrible verdad. De nuevo el autor nos trae su temática característica, donde la novela es protagonizada por adolescentes que han de enfrentarse al mal. En ella se perfila a cada personaje de manera que no aburre en ningún momento, pese a estar llena de descripciones y pequeños detalles contados con un lenguaje sencillo que entiende todo el mundo. Se puede decir que la novela en sí resulta bastante entretenida, sin embargo me ha faltado ese “algo” para que me enganchase, pues aunque la historia está bañada de un aire exótico bastante curioso, se sabe lo que va a pasar desde un principio; eso sí, sorprende el giro final. Aún así, es un libro que no me ha llegado del todo. |
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