El primer libro de la Trilogía de la Niebla fue merecedor en 1993 del Premio Literatura de Edebé. Cuenta una historia llena de magia y suspense, con alguna pincelada de romance y tintes de terror más que aceptables dentro del contexto de literatura juvenil. Nos habla de Max, poseedor de un extraño reloj cuyas manecillas van hacia atrás, y de cómo su familia -sus padres, sus dos hermanas y él- se tiene que mudar durante la guerra a un pueblo de la costa, donde vivirán en un viejo caserón a pie de playa rodeado de misterio. En esas mismas aguas, perdió la vida Jacob, el hijo pequeño de los antiguos propietarios... cosa que a pocos miembros de la familia les hace gracia; tan sólo el padre del niño intenta restarle importancia. Los Carver contarán con un nuevo miembro, un gato de carácter relevante que Irina, la nena más pequeña, adopta según llega a su nuevo hogar. Cerca de la casa, hay un lúgubre jardín de estatuas que siempre se encuentra bañado en una densa neblina; cada una de las mismas representa a un miembro de una antigua tropa circense que dará mucho que hablar a lo largo de la novela, ya que visitaremos esta parte de la propiedad, frecuentemente, de diversas maneras. Tras instalarse, el niño se dedica a montar en bici por el pueblo, donde conoce a Roland, el nieto del guardián del faro, que a su vez es un anciano con una interesante historia detrás. El hombre fue en su día el único superviviente de un naufragio: el del Orpheus... historia que, por cierto, descubren que está repleta de lagunas. Y todo esto lo hila un malvado personaje: el Príncipe de la Niebla, un ser al que llaman Caín, capaz de conceder cualquier deseo a cambio de un precio muy alto. La novela se lee sin apenas darse uno cuenta, ya que es una prosa que cautiva desde el primer momento, resulta realmente amena y dinámica, con un lenguaje sencillo y diálogos fluidos. La verdad es que se lee en un par de tardes. Todavía no había leído nada de este autor y lo único que puedo decir es que me ha sorprendido para bien. Repetiré con él seguro. Los que huyen de la literatura juvenil se pierden joyitas como esta. Enlace: http://locaporincordiar.blog.. |