El Príncipe 2: Basada en la serie creada por Aitor Gabilondo y César Benítez

En El príncipe 2 nos encontramos ante una continuación (y conclusión) de bilogía que está más que a la altura del primer libro. Contamos con mucha acción y mucha información, pero ambas cosas se equilibran perfectamente y se desarrollan más que bien. Todo pasa en el momento indiciado, la información se nos da con tiempo de ir asimilándolo y entendiéndolo todo y no le sobra ni le falta nada, estando todo en su justa medida.

La historia se nos narra desde diferentes puntos de vista, lo que nos permite tener una amplia visión de lo que ocurre y le otorga dimensión a la trama, haciéndola más completa y enriqueciéndola pues no solo podemos ver las cosas más ampliamente, sino que también podemos ver como vive cada personaje las situaciones que se van dando.

Como ya ocurrió con la primera parte, creo que la historia es muy realista y retrata a la perfección como es la yihad, como funciona por dentro y como reclutan a la gente lavándoles completamente el cerebro. También retrata muy bien el mundo del narcotráfico y como este muchas veces se une o va unido a la yihad. Por si esto no fuera suficiente, es además un vivo retrato de la sociedad, de la corrupción que origina el dinero y que es algo cada vez está más presente y de como es el día a día en un barrio como El príncipe.

A pesar de tener una trama principal que es el hilo conductor de casi toda la historia, contamos con bastantes subtramas. Algunas son cortas y se resuelven rápidamente y otras son más largas y actúan como un gran complemento a la trama principal. Habiendo tantas subtramas, al principio todo parece un complicado rompecabezas con difícil solución pero poco a poco todo se va uniendo, todo va cobrando sentido y al final tenemos como resultado un conjunto que se ha unido a la perfección y con mucha lógica y coherencia.

El misterio está llevado muy bien, manteniéndose todo el rato e incluso creciendo. En ningún momento decae y el lector está constantemente en tensión y metido de lleno en la historia pues el autor sabe mantener el interés muy vivo y sabe dejarte lleno de curiosidad y ganas de más.

Conforme se va avanzando en la trama, llega a un punto en el que le lector es incapaz de confiar en nadie. Se sospecha de todos y cada uno de los personajes pues la gran mayoría tiene secretos que esconder, tiene dobles intenciones en sus actos o miente sin ningún tapujo. Creo que en este aspecto el autor está acertado pues juega constantemente con el lector, llenándolo cada vez más de dudas y sospechas.

Es la mar de sorprendente, siendo imposible adivinar que ocurrirá a continuación ya que cada vez que crees que sabes que pasará, hay un giro totalmente inesperado que lo cambia todo y te deja boquiabierto y muy descolocado. Gracias en parte a esto, la historia es altamente adictiva y ya desde la primera página estás sumergido de lleno en ella, siendo imposible parar de leer una ve que empiezas pues todo el rato quieres más y más, quieres saber que pasará y quieres dar respuesta de una vez a las múltiples preguntas y dudas que hay.

El amor es algo bastante secundario pero a la vez está muy presente ya que muchas de las decisiones que se toman y muchas de las cosas que pasan vienen dictadas directamente por el. En ningún momento llega a sobrar y, en todo caso, enriquece y complementa a la trama pues está en su justa medida y es muy natural y creíble.

El final se que a mucha gente no le ha gustado pero a mi me parece que, teniendo en cuenta el desarrollo de la trama y como se han ido dando las cosas, es un buen broche, sobre todo porque es realista y como la vida misma ya que no todo acaba siempre bien, de una forma feliz y de color de rosa. Sobre los finales alternativos, me han gustado pero ninguno supera al original, aunque si tuviese que elegir uno, me quedaría el segundo.

Los personajes están muy bien desarrollados y tienen bastantes matices, sobre todo los protagonistas o los que son más principales pero a algunos secundarios les ha faltado profundidad y se han quedado algo a medias, sin terminar de arrancar y de dar todo su potencial.