A veces uno necesita que le recuerden que sus sueños merecen la pena
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A veces uno necesita que le recuerden que sus sueños merecen la pena
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La vida carece de sentido si no tienes a nadie con quien compartirla
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-No hace falta que me des las gracias por todo. -En mi mundo, las cosas no funcionan así. Nadie hace nada por los demás sin esperar algo a cambio. -En ese caso -apunta, y se gira-, quizá deberías replantearte si quieres seguir formando parte de él. |
-Rodéate siempre de gente que dé la cara por ti, incluso cuando no estás presente. Esos son los verdaderos amigos, Holland. Créeme.
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A principios de curso habría dado cualquiera cosa por ser alguien diferente. Ahora sé que eso es imposible y que esta soy yo: Holland. Sin más. Me he escondido durante mucho tiempo, pero eso se ha acabado. Como dijo Blake esta mañana, no pienso dejarme pisotear.
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Para mí ella es perfecta; posee el cuerpo que me gustaría tener y una personalidad abrumadora que la hace destacar adondequiera que vaya y, sin embargo, está llena de complejos, como yo. Como todos. Porque los cánones de belleza de nuestra sociedad consiguen esto. Nos empujan a desear aquello que no tenemos y es una pena que, por culpa de unos ridículos códigos, una chica como ella haya llegado a avergonzarse de su cuerpo.
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Ahora que nos conocemos mejor, siento que veo a través de ella. Owen ha construido una muralla a su alrededor que la mantiene a salvo del mundo. Antes dudaba que hubiera algo detrás de esa fachada, pero las cosas han cambiado.
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Esa es la realidad: estoy sola. ¿Qué pensara Stacey cuando se entere? Somos amigas solo porque Gale nos presentó. Que Sam haya vuelto no significa que quiera perderla, pero saldrá de mi vida, como hacen todos, porque no soy la primera opción. Nunca he sido la primera opción de nadie.
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No sé con exactitud cuando me enamore de Alex, pero ya no tiene sentido engañarme a mí misma; lo que siento por él es amor, uno que quizá tenga sus altibajos, pero que jamás me hará renunciar a quien soy. No me encerrara en una jaula. Al contrario. Me animara a volar bien alto, y yo me encargare de que sus alas tampoco se cierren.
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Supongo que son momentos como este los que después, durante los días malos de verdad, cuando parece que el mundo se te cae encima y que te asfixias bajo su peso, vuelven a tu memoria para recordarte lo afortunado que fuiste cuando eras feliz y no lo sabias.
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Manolito ...