‘El dios de las pequeñas cosas' me ha pasado por encima. Me ha dejado tocada y hundida, pero también fascinada. Una de esas historias que te mueres por descubrir el final pero que no quieres que se acaben nunca. Esta es la historia alegrías y desgracias de tres generaciones de una familia asentada en la región india de Kerala, estructurada en torno a un suceso que marcó la vida de todos sus miembros. La autora plantea la trama como un puzzle que va montando poco a poco, pieza a pieza, así no hay una estructura lineal, sino que tenemos escenas de décadas diferentes, en torno a cuando todos aprendieron forzosamente que “las cosas pueden cambiar en un solo día". Todas ellas necesarias para la trama familiar pero también, para dar contexto y explicar los tiempos convulsos en se ubican, la sociedad india del momento, sus tensiones, sus avances, su economía y su jerarquía. Y es que bueno, es una de esas lecturas con diferentes capas de significados, la trama principal funciona por si misma, por supuesto, pero mirando por debajo, hay mucho más. Es necesario leer hasta el final para conseguir el cemento que unirá todas las piezas, los sucesos, y todo cobra sentido. Tanto que es fascinante acabarlo y leer los dos primeros capítulos, ahora con todas las claves. ¡Qué distintas se leen las mismas palabras! Todo parte de un regreso a casa para un reencuentro que ha tardado 23 años en producirse. Dos gemelos separados, condenados a la soledad y el sufrimiento, obligados a vivir sin su mitad. A partir de ahí, el recuerdo de la muerte de su prima, la risueña Sophie Mol que llegó de visita desde Londres y de todo lo que vino después. Os podría contar mil y un detalles de la trama, pero os dejo el placer de descubrirlos con la lectura, eso si, lo que brilla por encima de todo, es cómo está escrita. ¡Qué experiencia lectora tan especial! Una novela con muchos personajes, los secundarios, fundamentales para una saga familiar como esta, pero… es que los protagonistas, ¡qué pilar! Estoy hablando de los gemelos Rahel y Estha, quienes son niños en el momento del ‘suceso' y adultos en el presente. Hermana y hermano con una conexión especial que, aunque la novela no abusa de ello, siempre se nos dice son capaces de sentir lo que siente el otro, conocer sus secretos, aunque no lo digan en voz alta, forman parte de un todo… (aunque se verán abocados a pasar media vida separados). La autora juega de maravilla con ese “todo”, creando puntos ciegos en el lector, enseñándonos solo el punto de vista que le interesa en cada caso. Una novela dura y muy triste a ratos, divertida en otros, apasionante siempre. Escrita de una forma que, aunque no difícil, requiere toda tu atención para sacarle todo su jugo a los mil y un detalles que se nos dan, y también para disfrutar de este baño lírico, lleno de figuras simbólicas y escenas vívidas. Prepárate para enfrentarte a angustia, soledad, injusticias, traiciones, mentiras, malentendidos… Vida y muerte, amor y odio. “Lo importante era recordar que tener la posibilidad de elegir ya constituía un gran privilegio.” Imposible adentrarse en esta novela y no meterse de lleno en ese río que la atraviesa y que se te queda dentro para siempre. Terminas triste si, pero taaan contenta de haberla leído. ¿Será un clásico moderno como dicen? Puede ser, desde luego, va directa a mis novelas favoritas. Aviso: hay escenas abusos y violencia explicita. + Leer más |