 |
Ya hace unos días que acabé esta lectura y me apetecía dejarla reposar antes de dar mi opinión. El caso es que ha sido una lectura que me ha gustado mucho, pero también me ha deprimido bastante por lo que cuenta. Es una lectura dura y de esas que te dan algo de impotencia. Es curioso que todo lo que me llegaba de esta novela es que era preciosa, pero rara vez escuchaba que era una historia tan cruda. La historia nos va a presentar a dos hermanos gemelos, una niña, Rahel, y un niño, Estha. Después de muchos años separados se reencontrarán a los 31 años y empezaremos a conocer la historia de su vida, hasta el momento en que tuvieron que seperarse, y el suceso que lo provocó. Inicialmente, debo admitir que me costó mucho entrar en la historia. La autora va constantemente para atrás y para delante, y es una estructura que normalmente no suele gustarme o, como mínimo, suele costarme más engancharme. Y es lo que me pasó con "El dios de las pequeñas cosas". Pero una vez que me acostumbré a la forma de contar la historia y entré en ella, ya solo fue disfrutar (o sufrir, según se mire jajaja). Alrededor de un tercio del libro ocurre una cosa, que es una de las escenas que peor me han hecho sentir el los últimos tiempos en cuanto a lecturas. Tan real y tan horrible a la vez, que es imposible que no te afecte. A través de la historia vamos a ver el machismo propio de la sociedad, que en este caso está orientado en India, pero podría ser cualquier parte del mundo y tampoco habría mucha diferencia. La impotencia que te crea como tratan a Ammu, la madre de los niños, es increíble. Pero además de este machismo, me ha sorprendido mucho el racismo que había entre los propios vecinos, por haber nacido en un lugar u otro, por la religión o por cualquier excusa que te diferenciara. Nuevamente mucha impotencia. Lo dicho, no es un libro sencillo de digerir, pero si importante de leer. de esos que te educan un poquito más en lo que es el mundo y que está mal en él. Me gustaría leer algo más de Arundhati Roy |
>
