Harry Potter y el prisionero de Azkaban

El tercer libro de esta saga comienza con uno de mis conjuros favoritos, lumos máxima. Luminosidad, claridad, día, la eternidad. Y en la quietud de la noche. Me gustó este inicio de libro por todo lo que acarrea: La prohibición de que no está permitido hacer magia en menores de edad fuera la escuela mágica, la prohibición de los Dursley en el que el joven Potter pueda quedarse hasta altas horas de la noche durmiendo, y la adrenalina que tiene que sentir Harry incumpliendo dos leyes elementales en su vida.

También hay que tener en cuenta que el joven Potter es ahora un adolescente, en plena edad de descubrimiento y con cierto afán por romper las normas, y es algo que nuestra querida J.K ha sabido llevar con majestría, ponerse en la piel de un niño de trece años no es fácil, hay que saber llevar la mente de un niño con tantos traumas.

El tercer año de escuela se le presenta a Harry dificil, por no decir que humillante, tras enterarse de que el temido Sirius Black ha salido de Azkaban y lo busca para acabar con su vida, Harry se ve envuelto en una serie de sucesos que lo hacen ser el débil y el humillado del colegio. Recordemos su desmayo ante la presencia de un dementor en el vagón. Aunque sinceramente, ¿quien no se hubiera desmayado?

J.K Rowling me sorprende una vez más. Hermione Granger, elocuente y tenaz, y Ronald Weasly, infantil e inmaduro hasta en los momentos menos oportunos, siguen causándome simpatía y añoranza, e incluso divertimento. Ambos son el dúo perfecto, un dúo digno de apreciar hasta en los singulares detalles.

Pasando a otro punto en la lista, aparecen tres nuevos personajes, y una criatura fantástica excepcional. En primer lugar, Remus Lupin, el nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras, sinceramente, y desde mi más sincera opinión, el mejor profesor de defensa contra las artes oscuras que Hogwarts haya tenido jamás. A pesar de su naturaleza de licántropo, Lupin es capaz de hacerme amar, por una vez, uno de los años de defensa contra las artes oscuras. Todos amamos el singular y divertido hechizo Ridikulus, cuyo significado no deja indiferente a nadie: Menosprecia tus miedos, tus inseguridades, lo malo de ti, conviértelo en algo gracioso y meramente insignificante.
A continuación, Sirius Black, nombrado con anterioridad como cautivo de la prisión de Azkaban por encargarse de dar el chivatazo a quién vosotros ya sabéis del paradero de la familia Potter. Sirius es mi personaje favorito de este libro, y se convirtió en uno de mis preferidos al terminar la saga. Oscuro, tétrico y con sed de venganza, no duda en convertirse en un animago, un hombre capaz de convertirse en cualquier animal, además, padrino de Harry, se convertirá en su nueva familia.
Y por último, el ser más desagradable, Colagusano, o conocido como Peter Petegrew, cobarde, rastrero y traidor, el verdadero causante de la muerte de los padres de Harry, una deshonra para el mundo mágico.

Podría seguir despotricando acerca del malestar que me produce la rata de Ron, pero hechos más importantes conciernen ahora. Buckbeack, el hipogrifo, una bestia mansa y altiva, preciosa, y cuya vida es salvada por el trío de oro. Pero debemos conocer a este hipogrifo desde sus inicios. Traído de la mano de Hagrid, el nuevo profesor de criaturas mágicas, es entrenado y acariciado por el joven Potter, para sorpresa de todos. Pero los celos de Malfoy, la envidia, provocó la ejecución inmediata de dicha preciosidad. de verdad, ¿Quién puede amar a Malfoy?

Y Finalmente, El mapa del Merodeador y el el Reloj Giratiempo, dos objetos mágicos de increíble poder. Con el Mapa, conoces el paradero de cualquier persona y cualquier pasillo secreto del castillo de Hogwarts, un invento de los jóvenes Canuto, Colagusano, Lunático y Cornamenta. Y, el giratiempo, un reloj capaz de llevarte al pasado, al presente y al futuro, un artefacto cuyo uso se le fue concedido a la mejor alumna de Hogwarts. ¿Adivináis quien?

Con todo lo que he querido decir, con toda la explicación detallada del libro, he querido transmitiros lo encandilada que quedé ante las palabras de J.K. La historia me absorbió y no pude parar de leer hasta que las páginas acabaron.
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