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Crítica de Celeste_Lightwood


Celeste_Lightwood
15 January 2020
Lincoln trabaja en la sección informática del periódico Courier, en el turno de noche. Desde que se decidieron a poner internet en la empresa, una resolución que tardó más años de los que cabría esperar teniendo en cuenta que es un periódico, los jefes empezaron a obsesionarse con saber qué hacían sus trabajadores en la red y si esto afectaba a su trabajo. de ahí que contrataran a Lincoln para que revisara sus correos electrónicos por si estaban incumpliendo alguna normativa de la empresa. En concreto, tenía que revisar aquellos que no pasaban el filtro y eran destinados a la bandeja del programa Webfence. Y había dos compañeras, Beth y Jennifer, que estaban constantemente en esa bandeja. Así que, como Lincoln no tenía más trabajo que ese, pasaba parte de sus noches revisando sus mails a conciencia y leyendo sus divertidas conversaciones. Beth trabajaba en el departamento de Ocio y Espectáculos y Jennifer era correctora. Ambas mujeres se llevaban genial y aprovechaban el correo para contarse su vida y su día a día. Eran divertidas, directas, buenas amigas, simpáticas... Sobre todo Beth. Y por eso, Lincoln, sin casi darse cuenta, termina enamorándose de ella.

La premisa de la que parte me parece muy original. Enamorarse a través de la red de alguien a quien no conoces físicamente y solo sabes lo que te quiere contar por internet es muy habitual hoy en día y un tema que podemos ver a menudo en los libros. No obstante, esto que plantea Rowell es distinto porque Lincoln se enamora de la Beth de los correos electrónicos, una chica con la que nunca ha hablado y con la que nunca se ha cruzado. Es decir, se enamora de la Beth que es amiga de Jennifer.

Por tanto, nos encontramos con la novela contada en dos puntos de vista. Por un lado, tenemos los divertidos correos que se mandan entre las amigas, mediante los cuales, junto a Lincoln, nos vamos enterando de sus vidas: de cómo el novio de Beth es el típico chico guapo, atractivo y pasota de un grupo de música, algo que en principio le enamoró de él pero que ahora, que quiere formalizar su vida con un matrimonio, es un inconveniente puesto que Chris solo quiere comprometerse con su música; y de cómo Jennifer está felizmente casada con Mitch pero su marido quiere tener hijos y ella no se siente preparada para ser madre, a pesar de la presión que Mitch está ejerciendo y de que eso pueda llevar al fin de su matrimonio.

Y por otro lado, Lincoln nos cuenta su vida en primera persona. A pesar de tener 28 años, sigue viviendo con su madre porque no ve ninguna necesidad de independizarse. Se siente perdido porque no termina de encontrar su sitio y tiene la sensación de que está desperdiciando años de vida. Además, debido a su trabajo nocturno encerrado en la sala de ordenadores no conoce a nadie del periódico y su vida social se limita a jugar a Dragones y Mazmorras con unos amigos los sábados. Tampoco se siente a gusto con su trabajo porque, aunque le pagan bien y prácticamente pasa toda la noche sin trabajar, no se siente cómodo espiando los correos electrónicos y, por ende, la vida de los demás. Esto comienza a planteárselo sobre todo después de darse cuenta de que está enamorándose de Beth porque, en el caso de que se atreva a hablar en persona con ella, no podrá ocultarle que ha estado espiándola, aunque sea parte de su trabajo. Con lo cual, todo esto plantea una dinámica muy interesante porque como lector te preguntas, o al menos yo lo hacía, si el amor que siente Lincoln es real, puesto que solo conoce una mínima parte de Beth, y cómo va a resolver Rowell la situación.

Lincoln es un personaje que me parece tierno, sobre todo porque me he sentido identificada con él en muchos puntos. Representa muy bien el hastío que siente mucha gente en su trabajo pero que no puede dejarlo ya sea por motivos económicos o porque simplemente no sabe si encontrará algo mejor o que le satisfaga. También está esa desazón que siente al no saber qué está haciendo con su vida o si la está desperdiciando, pudiendo hacer algo mejor. O el hecho de que siga viviendo con su madre a pesar de que su hermana Eve lleve independizada desde los 18, al igual que el resto de sus amigos. Rowell describe genial esa sensación de apego que a veces tienes con tu familia, especialmente con tu madre, a la que en ocasiones cuesta abandonar y dejar sola en casa al salir del nido por la responsabilidad que sientes hacia ella y porque, al final, no puedes evitar pensar que si estás bien en casa de tus padres qué necesidad tienes de irte fuera. En este personaje vemos también la ilusión del primer amor de instituto y cómo eso termina desvaneciéndose al llegar a la universidad. Lincoln es un personaje muy humano y muy real, un protagonista a la altura de las historias que cuenta esta autora.

Por otro lado tenemos a Beth y Jennifer a las que conocemos solo por el contenido de sus correos electrónicos. Ambas son divertidas, con un gran sentido del humor, mejores amigas, empaticas, se apoyan mucho mutuamente, saben cómo consolar y hacer reír a la otra... Sus mails son hilarantes sobre todo porque ambas son conscientes de que están rompiendo mil normas de la empresa y les da igual. Beth quiere muchísimo a su novio y el rollito que lleva, pero no hay nada que desee más que casarse con él y tener hijos, la vida que siempre soñó. Chris, por su parte, no quiere compromisos y aunque ama a Beth el matrimonio no está en sus planes porque considera que su relación está bien así. Además, Beth últimamente encuentra que su novio se centra más en su grupo que en ella y aunque eso es una parte que adoraba de él, en esos momentos en los que busca estabilidad esa actitud empieza a agotarla. Por su parte, Jennifer está felizmente casada pero tener un hijo le da pavor. No solo no se ve preparada para ser madre, sino que no quiere serlo. Un hijo va a cambiar por completo su vida, no solo en lo personal, sino también en lo profesional y eso le da pánico porque cree que así está muy bien y no está dispuesta a hacer ese sacrificio. Pero su esposo Mitch lo que más desea en el mundo es ser padre y esa confrontación está haciendo que su matrimonio peligre. A pesar de que solo las conocemos por lo que escriben, la manera tan sincera, sin pelos en la lengua y espontánea en que lo hacen consigue que también nos parezcan personajes muy humanos y con los que se pueden empatizar con mucha facilidad.


La pluma de Rainbow Rowell, como siempre, es maravillosa. Es cierto que las partes de Lincoln cuando describe su vida más allá de su trabajo a veces me resultaba aburrida pero creo que es más bien porque su vida en sí era aburrida. Las mejores partes han sido, sin duda, los correos electrónicos y los intentos de Lincoln por acercarse a Beth y conocerla en persona. Lo que más engancha, al menos para mí, es saber qué va a suceder al final con estos personajes, cómo van a solventar sus problemas y, sobre todo, si Beth y Lincoln se van a conocer al final, cómo se va a dar este encuentro y qué va a pasar entre ellos. Y, desde luego, Rowell, una vez más, no decepciona.

Esta novela es una muestra de que Rainbow Rowell no solo sabe hacer literatura juvenil, sino que puede escribir libros más adultos sin perder su esencia y manteniendo esa jovialidad y espontaneidad que la caracteriza. Su personajes están muy bien perfilados, la historia que cuenta es muy realista, a pesar de todos los enredos y, desde luego, muy original. Si eres fan de Rainbo Rowell no te va a decepcionar y seguro que la vas a devorar en un par de tardes.
Enlace: https://notodoesfantasia.blo..
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