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Leí esta nouvelle de Patrick Rothfuss, protagonizada por Auri, tan pronto se publicó, hace bastantes años. Ahora, me apetecía releerla porque sabía que entre sus páginas habita una prosa cuidada y delicada que da vida a unas escenas tan pausadas como enigmáticas. Rothfuss es un maestro expresando aquello que quiere decir, acompañándolo con la carga de emotividad justa para conmoverte. Además, es muy consciente de que los lectores del primer volumen de su trilogía inconclusa: "El nombre del viento" adoramos a Auri. Por eso, en esta historia de apenas ciento treinta y cinco páginas, donde en apariencia no sucede nada, Rothfuss le brinda su propio espacio (la Subrealidad) y una rutina que esconde muchos misterios y, me atrevería a decir, que algún secreto clave para la trama de la trilogía protagonizada por Kvothe. Mostrándonos pequeños atisbos de la naturaleza de Auri, la historia es una Oda a la sencillez, al amor y respeto por la existencia de otros seres vivos e incluso los objetos que conforman nuestro entorno. Un recordatorio de que nada ni nadie nos pertenece, ni debemos ejercer nuestra voluntad para conseguirlo. Una lección de que todo y todos tenemos nuestra esencia, propósito y lugar en el mundo. Y el final... ¿qué puedo decir? Rothfuss conoce muy bien a sus lectores y escribe en consecuencia. Reconozco que es un libro que no ha satisfecho las expectativas de algunos lectores, tal y como predice el mismo autor en su prólogo, sin embargo: esta historia SÍ es para mí. |
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