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Crítica de GuadalupeVazquez


GuadalupeVazquez
04 December 2018
Narración:
Me gustó la manera de narrar. Se que digo esto de todos los libros que leo, pero hasta ahora me tocaron muy pocos narradores insoportables. Me gustó mucho más cuando Kvothe narraba que cuando se lo hacía en tercera persona, pero me agradaron las dos. Lo que más agradezco es que los cambios de narrador se den en capítulos diferentes, y que estuviera marcado. A veces me metía tanto en la historia del pequeño Kvothe que volver a la taberna era como una patada en el estómago.


Mi opinión:
Cuando iniciamos esta novela nos encontramos a Kote, un tabernero del que sospechamos que es algo más. Cuando nos adentramos en la historia, nos lo presentan como el gran Kvothe, el héroe, el todopoderoso, el magnífico, el mágico, el conocedor de los nombres, asesino y muchas cosas más. Finalmente, él nos cuenta su historia y conocemos la verdad de todos esos nombres. No es linda, no es bonita. No es la historia del típico héroe de novela épica donde fue nacido noble, con dinero, caballo y espada en mano.
Observamos, desde su corta edad, las cosas que él tuvo que pasar, sufrir, enfrentar y resolver solo para llegar al punto donde se encuentra ahora. No conocemos todo, por supuesto, casi la mitad, pero es suficiente como para conocerlo y entenderlo en parte. Me gustó porque hay pocas novelas de fantasía épica que plantean este lado de la sociedad, y es un lado tan presente en el pasado como tan actual en la vida.
Me reí muchísimo con el personaje. Me causaba mucha gracia cómo se metía en problemas y cada vez que se presentaba a sus Maestros en la Universidad no solo se zafaba en parte de su castigo sino que ¡salía con una recompensa! Me gustó bastante el hecho de que no peleó ninguna de sus peleas con espada, cuchillo o la fuerza, sino que la mayoría las realizó con su ingenio, su inteligencia y su sabiduría.
Cada vez que tocaba el laúd me transportaba a otro mundo. Sentía que estaba ahí, junto a él, escuchándolo tocar. Me dejaba llevar por las palabras, por la historia, y sentía que realmente estaba junto a él en todos los pasos que daba. Como dije, cada vez que volvían a la taberna era como una patada en el estómago porque me arrancaban de ese lugar y esa historia que estaba viviendo.
Cada vez que lo veía con su chica me daban ganas de empujarlo y obligarlo a besarla, decirle algo, enfrentarla. Pero su personalidad era así, y eso me encantó. Cada acción que él realizaba estaba fuertemente basada en su personalidad y en cómo el tiempo lo había labrado. Si bien era osado, humilde y bueno, las cosas personales no le sentaban bien. Cuando alguien quería acercarse, él se alejaba. Incluso en la Universidad, tiempo después de haber estado en Tarbean, vemos todavía al niño pequeño que tenía que pasar el invierno escondido en el techo de las casas con la espalda en la pared de una chimenea para calentarse.
En esta parte de la novela, las luchas de Kvothe no son contra una fuerza mayor, contra reyes y reinas, contra asesinos o traidores. Es contra la vida misma, intentando tirarlo hacia atrás en todo momento. Contra su pobreza, contra él mismo.
Disfruté mucho leerlo, y estoy ansiosa por leer el segundo.
Enlace: https://loslibrosdelosdragon..
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