El nombre del viento

El nombre del viento me lo leí hace ya siete años. Recuerdo que, recomendaciones aparte, me animé a ello por la sinopsis.

Aún a día de hoy, me parece de las mejores que he leído. Te sumerge en la historia de golpe y porrazo y no se anda por las ramas con palabras vacías o , por el contrario, te desvela toda la trama del libro. Puede pecar en cierto grado de ser pretenciosa. Pero, una vez que comienzas el libro, entiendes que las palabras de la contraportada son un reflejo tanto de la vida como del carácter del protagonista. Y eso es lo que, al menos yo, busco cuando leo una sinopsis: un adelanto de lo que me voy a encontrar. Un avance en todos los sentidos: tipo de prosa, de narrador, estilo, derroteros de la historia, etc.

El libro da inicio de forma introductoria en dos tiempos. El primero de ellos transcurre en la taberna de un Kvothe adulto y consumido que narra a lo largo de un día a un escriba, Cronista, y a un amigo su pasado mientras extraños sucesos acontecen en sus cercanías. El segundo de los tiempos coge forma con cada uno de los recuerdos del tabernero, modelando así varios escenarios diferentes.



La historia de Kvothe, el protagonista y narrador, comienza poco antes de que su vida cambie para siempre. Con la lectura de esta novela, la imaginación nos sitúa en un ambientación fantástico-medieval. Kvothe es el hijo de dos artistas de troupe que viajan de villa en villa con el permiso de los señores de las mismas para ganarse la vida.Un brutal suceso sacude a su troupe despojando a Kvothe de su feliz infancia para arrastrarle a una cruel supervivencia en el sucio submundo de la ciudad de Tarbean.

A partir de ese momento, Kvothe iniciará una incesante lucha por alcanzar su meta: entrar en la Universidad, tener acceso a toda la información posible y descubrir qué o quiénes fueron los que destrozaron su vida y la de su familia. En esta búsqueda de la verdad, no faltarán las dosis de acción y de magia indispensables para una novela fantástica. Todo ello, además, aliñado con toques de humor y de profundas reflexiones.


Para mi, este libro (y de muy pocos o de ninguno lo digo) es toda una obra de arte. Patrick ha sabido utilizar la medida justa de cada elemento: intriga, misterio, personajes diversos, carismáticos y profundos, ambientaciones (Tarbean, el Eolio, la Universidad) llenas de encanto y de magia, humor, un pizca de romance, etc. Pero, ante todo, una prosa asombrosa. Es admirable la soltura con la que , con un ritmo ágil, impregna conversaciones banales de reflexión y belleza. Escribe sobre el dolor, la soledad, el hambre, la impotencia, la pobreza, la locura, la injusticia etc. de una manera tan profunda y cercana que cuesta imaginar que es una historia fantástica y no real la que se está leyendo. Es, en otras palabras, impecable. Podréis pensar que me he dejado llevar por la pasión al escribir sobre esta novela. Tendréis que leer el libro para saberlo.



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