El nombre del viento

Toda historia depende del narrador, de la interpretación de quien la escucha, y por supuesto, de su protagonista. Si el narrador es el propio actor y quien lo escucha un cronista que reproduce fielmente sus palabras, ¿nos encontramos ante la verdad o estamos tan lejos de ella como en cualquier otra versión?

Entre las paredes de "Roca de Guía", la posada regentada por Kote, se relata la historia de una vida llena de acción, magia, dolor y suerte, la vida de su dueño anteriormente conocido como Kvothe, el cual fue músico, estudiante, poderoso y ruín, bueno y malo, un héroe y un demonio. Una vida cargada de antítesis, contradicciones, que le dan un fuerte matiz de realidad a la novela, pues cuando pasan los años y queremos relatar quiénes somos, nos encontramos con descripciones contradictorias de nuestros actos, sujetas a la interpretación, al momento en que transcurrieron, y sólo aceptando que ninguna historia tiene una sola faceta podemos adentrarnos de lleno en esta obra.

La vida de Kvothe no sólo ha sido contradictoria, sino también agitada, y para poder conocer los motivos de sus acciones debemos remontarnos a su infancia, sólo conociendo todo (al menos todo lo que él quiere contarnos), podremos juzgarlo, y para ello él precisa de tres días (o tres libros).

En este primer volumen se relata lo transcurrido entre la infancia y juventud del protagonista, lo que ayuda a Rothfuss a soltar ligeros matices del mundo en el que se enmarca la acción, construyéndose paulatinamente un mundo fantasioso, complejo, que al ir descubriéndose ante nosotros lentamente nos permite recorrerlo a la par que lo asimilamos. El grueso de la obra está narrado en primera persona, pero se intercalan capítulos en los que retornamos a la posada. Estos interludios ayudan a fortalecer el marco temporal a la par que nos recuerdan que todo lo relatado por Kvothe es su versión de la historia, una más.