Las mejores mentiras sobre mí son las que yo mismo he contado.
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Las mejores mentiras sobre mí son las que yo mismo he contado.
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Todos nos convertimos en lo que fingimos ser.
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Por eso nos gustan las historias. Nos ofrecen la claridad y la sencillez de que carece nuestra vida real.
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Todos los hombres sabios temen tres cosas: la tormenta en el mar, la noche sin luna y la ira de un hombre apacible.
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Porque las buenas capas tienen innumerables bolsillitos por los que siento una atracción irracional e irresistible.
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Viajé, amé, perdí, confié y me traicionaron.
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“A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad.
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Las estrellas, luminosos diamantes en el cielo sin nubes, tiñen el camino por el que andan de un gris plateado.
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— ¿Qué hay en el agua? —me preguntó al mismo tiempo que quitaba el tapón de corcho y miraba dentro. —Flores— respondí—. Y el trozo de luna que no está en el cielo esta noche. Lo he metido también. |
Además, la rabia puede calentarte por la noche, y el orgullo herido puede alentar a un hombre a hacer cosas maravillosas.
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¿En que trabaja Kote?