Tengo que reconocer que este libro cuando empecé a leerlo lo hice sin saber de que iba, me lancé a la aventura y me puse a leer sin saber que me iba a encontrar (si era la mitad de bueno que Divergente ya me iba a gustar). Y sorpresa, me gusto y mucho. Al principio del libro tengo que reconocer que se hace una lectura quizá un poco lenta o da esa sensación por la cantidad de nombres extraños, así como las explicaciones, y las descripciones del mundo que Veronica Roth crea. La historia empieza con Akos y su familia camino a la celebración especial que hacen el día de la noche más larga del planeta, el día en el que las flores del silencio se abren. Sin embargo, la felicidad de esa fiesta y ese día pronto desaparecen a cuando Akos y su familia es atacada por un grupo de soldados Shotet y el y su hermano son secuestrado. En ese momento la vida de Akos se vuelven un caos y bueno hay que reconocer que no se la desearía ni a mi peor enemigo. Pero varias estaciones después, en el libro cuentan los años por estaciones, Akos es un joven alto y apuesto con un peculiar don. Uno que a la otra protagonista Cyra, supone un alivio, sin embargo, pese al tiempo que ha pasado y que Akos, parece gozar de libertad, la verdad es lo contrario, Akos es sirviente de los Noavek, la familia de Cyra, y Eike el hermano de Akos igual. Como bien dije antes, el libro empieza algo lento, pero desde la 3ª parte en adelante es un frenesí de emociones. No quiero contar demasiado para no extenderme y a la vez dejar la emoción de que vosotros mismos leáis la historia. En mi opinión, es un libro que merece la pena, muy diferente a Divergente, más maduro, más oscuro, y si, más complicado de seguir el hilo de la historia. Con unos personajes en los que se ve una evolución muy notoria y que sin duda te hará disfrutar. |