Cyrano de Bergerac

Me he quedado muy estancada haciendo esta reseña, por una razón que me duele en el alma porque nunca pensé que me pudiera pasar con esta obra: me ha dejado bastante fría la mayor parte del tiempo mientras la leía. Si la he puesto las tres estrellas ha sido porque justo al final sí que he llegado a emocionarme un poco con ella. Y eso me entristece mucho, porque tenía muchas ganas de leer esta obra. Conocía lo que era el núcleo central del argumento, pero nunca la he visto representada en un teatro, ni tampoco he visualizado ninguna de sus muchas versiones fílmicas. Es por ello, que pensé que el factor sorpresa iba a hacer que la disfrutara aún más. Pero no, hay algo en ella que no ha terminado de cuajar para mí. Creo que esto se debe a la primera sorpresa que me encontré apenas abrí el libro: me esperaba una obra de teatro, y lo que me encontré en mi edición fue una novela tal cual. No sé si esto se debió a que el autor hizo las dos versiones de la historia, o a que la editorial Plutón ha trabajado el texto para hacerlo narrativo. Yo sospecho que es lo primero, porque hay que admitir que la prosa (si es que se la puede llamar así, porque no estoy muy segura) y los diálogos de Edmond Rostand son una maravilla de lo pulidos que están. Pero me quedo en la sensación que si lo hubiera leído como una obra de teatro, lo hubiera disfrutado más y se me hubiera hecho una lectura más dinámica.

La obra de “Cyrano de Berguerac” está basado en la vida del escritor del mismo nombre, cuya figura ha pasado a la historia más por esta obra teatral (estrenada por primera vez en 1897) que por los escritos que dejó en vida y su propia biografía. En la historia que nos ocupa, conocemos a toda una personalidad de la Francia del siglo XVIII. Cyrano es un soldado de terribles habilidades con la espada, ingenio agudo y gran bravuconería, siendo además un poeta consumado capaz de improvisar cualquier copla en cualquier ocasión. de ahí que sea amado y odiado a partes iguales entre público y nobles. Pero tras su coraza de personaje orgulloso, temperamental, pendenciero y sarcástico, se esconde un alma de gran nobleza y profunda sensibilidad, siendo una persona muy fiel para con los suyos. La gran cruz de su vida es su enorme nariz, la cual le tiene totalmente acomplejado y le hace pensar que al ser tan feo ninguna mujer podrá quererle. Por ello, es incapaz de declararse a su prima Roxana, de la cual está profundamente enamorado. Por eso cuando la joven se demuestra predispuesta hacia Cristian, un noble recién llegado a la capital francesa, Cyrano decide callar sus sentimientos y ayudar a Cristian a conquistarla. Este es un hombre de pocas habilidades intelectuales y verbales, y con un alma mediocre, lo cual no puede compensar con su belleza física. Por el bien y la felicidad de Roxana, Cyrano ayudara a Christian dictándole las palabras que debe escribirle y decirle a la joven, y haciendo todo lo posible para garantizar la felicidad de la pareja aunque ello suponga su propia desventura.

Aunque me haya dejado fría, la obra (¿o novela?) ha tenido varios aspectos por los cuales me ha gustado bastante, todo hay que decirlo. Por un lado, me ha gustado mucho la ambientación que Rostand hace del Paris de Luis XIII. La suerte que tenido al leer la historia novelada es que el autor mete incisos sobre el contexto social, cultural e histórico de la época. Nos habla del movimiento de las Preciosas y de las disputas que había entre Francia y España que tan importantes son para el argumento, por ejemplo. Creo que ese mundo vibrante y festivo, en el que la sociedad francesa estaba en plena revolución intelectual y cultural, y en el que aparecieron algunos de los mejores dramaturgos y pensadores de la historia, está muy bien expresado dentro de lo que es la obra. de alguna manera, me ha parecido que el autor lograba transportar al lector a ese mundo de forma muy convincente. Además, uno de mis libros favoritos es “Los Tres Mosqueteros”, de Alejandro Dumas, y siempre disfruto leyendo sobre su época histórica (por cierto, entre que los dos son Gascones, y tienen un personalidades similares, estoy seguro de que tiene que haber alguna historia que haya puesto a Cyrano y a D'Artagnan compartiendo escenarios y aventuras).

Lo segundo que más me ha gustado de esta lectura han sido las ideas centrales sobre la que pivota todo: La idea de como una persona que es feo exteriormente, por dentro es de una belleza maravillosa. Y como otro, por el contrario, es agraciado físicamente y vacío en lo que es su interior. Y la manera en que una persona puede sacrificarlo todo, absolutamente todo, por amor, de manera que ponga su vida en jaque y en pos de ese sentimiento. Todo esto nos lleva a pensar en la fuerza del amor, en la manera en la que puede destruir y hacer infeliz, y en los sacrificios que muchas veces conlleva. Son ideas que han estado muy presentes en distintas historias y obras a lo largo de la historia. Pero tengo que reconocer que en pocas he percibido estos ideales con tanta fuerza y belleza como en “Cyrano de Bergerac”, y todo ello sin caer en lo simple o cursi. La obra ha tenido en ese sentido una sensibilidad y una fuerza sorprendente para mi.

Pero si hay algo por lo que para mí la obra se salva totalmente es por él. Por su protagonista. Nunca una obra de cualquier género y tipo has tenido tan justificado llevar por título el nombre de su protagonista. Independientemente de si la lectura me ha gustado más o menos, el personaje de Cyrano se ha convertido ya en uno de mis preferidos de todos los que he leído. Es inmortal por sí mismo, por la grandeza y la fuerza que posee, y por lo terriblemente humano como es plasmado por parte de Rostand. Cyrano es el ejemplo claro de cómo una persona, ante la adversidad, se fortalece hasta lograr superarla. del orgullo indómito que le hace no bajar la cabeza o ceder ante nada y nadie, aunque sin frente a los más poderosos de su época.Solo hay una cosa por la cual callara y se humillara: el inmenso amor que siente hacia una Roxana que no me ha parecido nada digno de él. Roxana es quizás el personaje mejor construido después de Cirano, en el sentido de que se nota una evolución en ella desde que aparece por primera vez hasta la última estampa. Aunque a mí personalmente nunca me ha caído bien. Es el ejemplo claro de cómo el físico marca las ideas, al enamorarse, al principio, de la apariencia de Christian. Pero para justificarla, diré que ningún personaje puede hacerle sombra al gran Cyrano, cuya fuerte personalidad y valentía domina todos los actos de la obra.

Para terminar, debo decir que empecé con muy mal pie con este libro, y que a medida que fue desarrollándose mi relación con él fue mejorando progresivamente. Creo que se debió a esa primera estampa que me pareció bastante desconcertante y un tanto confusa, con tantos personajes apareciendo de repente. Pero poco a poco, la historia va cogiendo carrerilla y todo va colocándose en su sitio. Estampa a estampa todo va mejorando y el lector pronto se hará con el microcosmos que se desarrolla delante de sus ojos, dejándose envolver por su argumento romántico y sensible, desarrollado con gran maestria y belleza. Hasta llegar a esa escena final. Según lo que vemos en ella, para Rostand lo más fácil hubiera sido caer en lo cursi y crear una pastelada para cerrar su creación. Pero logra un desenlace más que meritorio y digno para su Cyrano, permitiéndole a su protagonista demostrar toda la grandeza y la humanidad que le caracterizan desde su primera aparición hasta ese final. Por eso, para mí esa parte es el culmen de la obra, y no las escenas que tienen lugar en el campo de batalla y que aparecen hacia la mitad de la obra.