El título no solo hace mención al entorno tan especial donde se desenvuelve la novela, los Pirineos como telón de fondo incomparable, el corazón también necesita su lugar. Carolina, una urbanita incorregible y algo snob se traslada a un pueblo de montaña en el que enseguida se siente como pez fuera del agua. Pero como todos los peces, se aclimata a su nuevo hábitat en cuanto abre los ojos, mira bien a su alrededor y toma conciencia de que el enorme mundo de la ciudad al que está acostumbrada es solo una pequeña parte de la vida. Muchos personajes con sus propias voces y problemas, con sus sentimientos y debacles le enseñarán que el mundo no es la jaula de cemento a la que está acostumbrada. Una historia sencilla y bien ambientada en la que prima el corazón. Muy recomendable para los que gustan de una novela romántica con pies y cabeza. |