Todos los demonios

Nos encontramos en el año 1960. El inspector Trevejo tiene que investigar el asesinato del profesor Jude Kochanski, director del Instituto Goethe de Madrid. Sin duda, es el caso más extraño al que Trevejo se ha enfrentado hasta la fecha pues las repercusiones internacionales y diplomáticas que tiene el asesinato en suelo español de un ciudadano alemán, hace que tenga que andarse con pies de plomo. Por una parte, le presionan para que detenga pronto a un culpable; por otro, la investigación se torna sumamente difícil e implicará a otros gobiernos. ¿Será capaz Trevejo de manejarse en un caso así?

“Todos los demonios” es una novela un tanto diferente a las dos primeras entregas de la serie del inspector Trevejo que tenían casos más bien “clásicos”, normalitos, de andar por casa. Más o menos difícil detener al culpable pero casos normales al fin y al cabo. La trama de esta tercera novela es un tanto diferente porque va a tener proyecciones internacionales no sólo por la nacionalidad de la víctima sino porque el autor se mete con algo que estaba ocurriendo en España en aquella época: nazis huidos de Alemania refugiados en territorio español con la aquiescencia del gobierno franquista. Intereses del gobierno alemán, del americano, de los cazanazis del gobierno israelí hacen que esta novela transcienda de lo policíaco para, de alguna forma, acercarse a una novela de espías y a un asunto diplomático.

¿Le vendrá grande todo esto a Trevejo? Sus dotes investigadoras están más que de sobra probadas pero nunca se ha visto en una investigación tan internacional y con tantos flecos políticos. Menos mal que va a recibir la ayuda de una norteamericana…

Lo que da el punto fuerte a esta novela y a la serie entera es su protagonista, Ernesto Trevejo. Un policía cínico y con una forma particular de actuar, que a mí me conquistó en la primera novela y me ha seguido convenciendo en las demás. Un personaje muy de la época como muy de la época es la ambientación y lo que de la sociedad española permite vislumbrar la historia.

Como en las novelas anteriores, es el propio Trevejo el que cuenta la historia, en primera persona por supuesto. Una elección curiosa para una serie en la que el aspecto personal del protagonista no importa en demasía. No sabemos demasiado de la vida de Trevejo, nada nos cuenta él quizás porque nada tiene que contar ya que su vida parece que se limita al trabajo. Esto hace que sea una serie que se pueda leer en desorden ya que, no habiendo demasiada evolución de personajes (personaje en realidad, ningún otro se repite) y siendo los casos independientes, da igual por dónde empecemos a leerla.

Roso tiene un estilo depurado y elegante, desarrolla muy bien sus tramas por complejas que sean y acaba por encajar todas las piezas sin sacarse cosas raras de la manga. En la novela hay mucho diálogo lo cual, unido a un ritmo cada vez más ágil según vamos avanzando en la lectura, hace que sea una lectura sencilla y entretenida que me ha dejado muy buen sabor de boca.

Conclusión final

Me gusta esta serie y me ha gustado esta tercera entrega. Una serie que podéis perfectamente leer en desorden por lo cual, si os llama esta entrega más que las anteriores, no lo dudéis

En mi caso no es mi primer acercamiento a la prosa del autor, pero sí la primera novela protagonizada por Trevejo que leo pero ya me confirmaron que no había que leerlas en orden y os corroboro que así es porque Trevejo es el único personaje en común en las tres historias pero se incide muy poco en la vida personal o más íntima de él por lo que se pueden leer perfectamente en el orden que uno desee.

«Todos los demonios» nos sitúa en 1960 y nos encontramos con el asesinato del profesor Jude Kochanski, director del Instituto Goethe de Madrid. Un caso que hará que Trevejo se tenga que entregar a fondo para resolverlo ya que tiene muchos flecos abiertos y que además tiene repercusión internacional y política algo a lo que el inspector no está acostumbrado. Hay que añadir la premura que todos tienen en resolver el caso hasta el punto de que la trama se vuelve en una carrera sin pausa.

Nos encontramos ante una novela negra que tiene una gran labor de investigación detrás ya que Luis Roso consigue que el lector se impregne de la época en todos los sentidos, detalla de forma magistral el ambiente que se vive en las calles, los lugares, las situaciones que viven y las conversaciones, así como los hechos históricos que relata para mí, sublime.

La trama empieza de forma vertiginosa, no paran de ocurrir cosas y el lector está expectante por saber qué es lo que va a pasar, es cierto, que luego decae un poco hasta llegar al final en el que el ritmo es vertiginoso, trepidante. La trama está muy bien elaborada y todos los detalles tienen su explicación y cabida en la historia, aunque te parezca que es imposible que todo encaje.

La prosa del autor es uno de los puntos más interesantes de esta historia. Luis emplea un lenguaje cuidado con un extenso vocabulario, muy acorde a la época y todo ello hace que la calidad literaria sea magnífica. En «Todos los demonios» encontramos muchos diálogos que hacen que la lectura sea más amena.

Trevejo recorre parte de nuestro país y de Portugal en compañía de Mary Clarke una mujer que trabaja en el mismo instituto donde hayan muerto a Kochanski y en estos viajes vamos conociendo algo más de la personalidad de ambos sobre todo de Trevejo y nos ayuda a comprender su forma de actuar y sus intereses en especial para aquellos que no hemos leído las novelas anteriores.

«Todos los demonios» está narrada en primera persona por Trevejo algo que me ha sorprendido en una novela de este género pero que me ha gustado. Es un estilo neutro en el que no profundiza en su vida, sino que nos muestra los avances de la investigación y todo lo concerniente al caso, centrándose en ello casi de forma exclusiva.

En definitiva, «Todos los demonios» es una novela negra con tintes de novela de espías ya que llega un momento de la trama en el que hay tal cantidad de ellos que el lector anda un poco perdido. Una buena novela que seguro hace las delicias de los amantes del género y si no conocéis a Trevejo os invito a hacerlo, un gran personaje.

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Os traigo la reseña de Todos los demonios de @luis_roso_. Es una novela que mezcla la novela histórica, la novela negra y la novela de espionaje. Casi nada!
Es la tercera entrega protagonizada por el inspector Ernesto Trevejo, pero que se pueden leer de manera independiente ya que no hacen spoilers ni comentan nada de libros anteriores. Algo que agradecer si no has tenido la oportunidad de leer los anteriores.
📖 Sinopsis 📖
A Trevejo le encargan la investigación del asesinato del Director del Instituto Göethe en Madrid. Eficiencia y prudencia, es lo único que le piden.
📕 Opinión 📕
Me ha gustado mucho el personaje de Ernesto, un inspector que atiza con ironía sus palabras hasta en los peores momentos. Me ha gustado la ambientación, una Madrid que vive el Franquismo y que todavía respira los rescoldos de la guerra civil y de la II Guerra Mundial. Me ha gustado el comienzo del libro, hasta más o menos los 2/3. Las últimas 150 páginas se me han hecho cuesta arriba. Entiendo que el caso, un caso enrevesado donde hay multitud de personajes, muchas agencias internaciones metidas,… necesita de explicaciones para ponerte en situación pero se me ha hecho repetitivo que estas se le cuenten a cada personaje que entra en escena. Es una pena porque el libro arranca bien y me gustaría saber si es impresión mía o si alguien más comparte mi opinión.

La acción se sitúa en el año 1960, en plena guerra fría, con España en una situación delicada, ya que los aliados, ganadores de la Segunda Guerra Mundial tienen un boicot hacia nuestro país, que a duras penas intenta salir de una posguerra muy complicada a nivel internacional, y ni hablar de hasta qué punto a nivel nacional.
Estamos en Madrid, en pleno agosto cuando se comete un crimen complicado y peliagudo, el director del Instituto Goethe de la capital, Jude Kochansky, judío, aparece asesinado en su despacho con signos de tortura, se trata de una situación muy peliaguda que no interesa airear y necesita ser resuelto rápidamente, sea como sea, el mismísimo ministro de Asuntos Exteriores se pondrá al frente y le encargará el caso al comisario Gabriel Rejas, que obviamente echará mano de su hombre más inteligente, el comisario Trevejo.
Al día después encuentran asesinado a un cura de un pueblo de Toledo, Ramón Sabater y a su “asistenta”, la forma en la que lo han asesinado es muy similar, lo que le hace pensar que pueden estar relacionados. Complicado lo tiene, el asesinato de un extranjero que equivale a unos cuantos asesinatos de compatriotas, una sotana de por medio, habrá que darle carpetazo rápido. Y ahí es cuando conoce a la empleada y amiga del director, Mary Clarke, una joven viuda norteamericana que cuando se entera del asesinato se ve muy afectada ya que además de jefe era amigo. Podría ser que un cuadro sea la clave de todo.
Cuando Trevejo sienta que le siguen comenzará una historia apasionante en la que el espionaje será el protagonista, los norteamericanos, los israelíes con sus cazanazis, los judíos y los muchos nazis que escaparon de Alemania tras la guerra y que se encuentran en nuestro país viviendo de incógnito entrarán en un peligroso juego en el que todos querrán ser los primeros y convertirá el suelo patrio y Portugal en un gran tablero de ajedrez y de muerte.
La acción no es tan rápida como para poder tratarla como un thriller, pero sí que las circunstancias de los personajes hacen que no puedas parar de leer. Ernesto va a tener que tomar decisiones de mucho calado y lo vamos a encontrar en medio de un fuego cruzado, teniendo que elegir según sus propias ideas y sentimientos. Su vena más conservadora y egoísta se peleará con la que pretende llegar al final y la resolución de los casos, no solo serán los asesinatos lo que lo desgarrarán sino el porqué de estos, las implicaciones que cada uno de los personajes tiene en ellos, llegando a un punto en el que no se podrá fiar de nadie ya que todos tienen algo que ocultar, incluso él mismo.
Una novela policiaca con gran dosis de espionaje, crítica, mordaz y entretenida que trata temas de mucho calado social de forma sobria, con personajes secundarios bien perfilados, Mary Clarke me ha encantado, y un Trevejo más maduro que me ha dejado con ganas de nuevas entregas. Bastante recomendable.
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En el libro “Todos los demonios” nos trasladamos al Madrid de los años 60, así tenemos una “mezcla” de géneros con una trama de novela policiaca, con tintes de negra en cuanto a la gran carga de crítica social, algo de sabor a detective clásico y enmarcado en cierto punto de histórica.

Una obra con ingredientes como venganza, intereses políticos y odios en la que el policía Trevejo deberá dar lo mejor de sí para desenvolver todo este entramado en el que se ve envuelto sin querer. Lo que parece un simple asesinato, se convierte en toda una trama que va más allá de la propia nación, que implica a otros servicios extranjeros, los cuales contarán con presencia en la obra y una gran aliada. Un personaje que da el contrapunto a la novela, dotándole de un gran peso en la obra que se agradece. Y hasta aquí puedo contar.

La novela cuenta con un ritmo que sube y baja, con momentos de lo más interesantes que se alternan con otros en los que la acción se ralentiza. En algunas ocasiones, quizá perdiéndose en demasiados detalles, discurriendo por la parte más política o de espionaje y que, personalmente, me atraían menos.

Una obra que nos acerca a un Madrid comenzando a recuperarse de la guerra, aunque aún con mucho por hacer, bajo el yugo de una dictadura. Esto se siente en la novela mediante las reflexiones que se hace Trevejo, nuestro protagonista en esta ocasión.

Ha sido un libro con el que he pasado varias fases: una inicial que me llevaba a seguir queriendo saber más del protagonista y del caso; una intermedia en la que lo leía sin esfuerzo aunque tampoco estaba deseando ponerme con él, y una parte final que volvió a engancharme cuando se desencadenan los acontecimientos finales.

Narración
La narración en primera persona hace que sigamos muy de cerca al protagonista, conociendo sus emociones y pensamientos. de esta forma, nos movemos por la historia desde el punto de vista de Trevejo, siendo interesante por las particularidades del propio personaje.

Un total de 35 capítulos que forman las 440 páginas totales, de una extensión media que ayuda a su lectura.

Aunque está en primera persona y vamos de la mano del protagonista, introduce detalles y explicaciones que pueden llegar a abrumar en momentos puntuales. En líneas generales, es dinámico aunque cuenta con esas situaciones mencionadas que te gustarán más o menos según te interese el tema en cuestión.
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