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Una bolsa de patatas fritas. ¡Una simple bolsa de patatas fritas! Solamente eso, sería lo necesario para cambiar por completo la monótona vida de Isaac. Algo había en el interior del paquete, que no debería estar ahí. Por mucho que Isaac se molestara en ocultar el extraño suceso, su familia no tardaría en enterarse y volverse completamente loca. Todo se puso patas arriba, pero por suerte, en esta vida todo tiene una explicación. O no... Cuando comencé a leer esta historia, no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar entre sus páginas, pero, según iba leyendo, me dí cuenta de lo mucho que me divertía con las ocurrencias de Isaac, nuestro protagonista, y no solamente con él, sino también con su alocada familia. Me ha encantado Isaac, un niño que no destaca mucho, al que le gusta comer y al que solamente quiere que le dejen tranquilo. Él y su inseparable amiga Ana (Adelaida en realidad), cuentan con una gran imaginación y con un gran poder detectivesco. Como personaje secundario, destaco la figura de la madre. ¡Vaya madre! Extrovertida, dicharachera y con una verborrea tremendamente contagiosa, ¡todo un prodigio televisivo! En cuanto a la edición, su tamaño de letra junto con sus preciosas ilustraciones en blanco y negro, son perfectas para todo tipo de edades. En general, ha sido una buena lectura, la cual hará pasar al lector (tanto pequeño como grande) un maravilloso rato. |
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