InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
>

Crítica de Paularl_books


Paularl_books
17 June 2021
✨ “Y me hacía feliz sentir que allí, a tu lado, bajo aquel sol hermoso y frente a aquellas vistas divinas del valle, no me faltaba nada. Eso me daba fuerza y fe en el futuro. No sabía que no habría futuro alguno para mí.”

Me encantaría ser objetiva e imparcial, de verdad que sí, pero me vais a tener que disculpar; esta historia ha caído del cielo expresamente para mí y ha irrumpido en mis oídos y mi corazón, haciéndome pedazos y arropándome a la misma vez. Ojalá no hubiese sido necesaria tan pronto. Ojalá me hubiera regalado un poco más de tiempo.
Desde que recuerdo me he refugiado en los libros. Han sido mi bote salvavidas, mi distracción, mi forma de evadir esa realidad que no alcanzaba a entender o aceptar. En los buenos momentos, lo he celebrado con ellos; y en los malos, me he escondido entre sus páginas, les he pedido consuelo y me he sentido comprendida y menos sola. Ellos no me hacían preguntas incómodas, ni me gritaban, ni se burlaban de mis sentimientos o trataban en vano de subirme el ánimo con palabras vacías. Por eso, les estaré eternamente agradecida y es también por eso que escribo; para que otros niños (y no tan niños) rotos como yo sean capaces de conocerse y sanarse y para dejar de tirar piedras sobre mi propio tejado.
Había una única excepción que me retenía en el mundo real con esas manos tan grandes y ásperas y esa voz grave y dulce. Sin preguntas incómodas, ni gritos, ni burlas, ni palabras vacías; solo bondad y amor. Tal vez el amor más puro que haya experimentado. Me sentaba en sus piernas y me contaba historietas, haciéndome sentir la niña más afortunada del mundo, a pesar de todo. Era su humildad, su sencillez y sus chistes malos lo que yo tanto admiraba y valoraba. Las tardes al lado de la chimenea comiendo castañas que él mismo asaba y pelaba. Las películas malas de vaqueros. Los animales. El tocadiscos. La funda roja de mi violonchelo. Veinte años de recuerdos y ni uno solo, ni medio, malo.

«La ridícula idea de no volver a verte» ha sido el libro que me ha ayudado a sobrellevar la muerte de mi abuelo, como quizá lo hizo el diario de Marie Curie con Rosa Montero. Un diario que, por cierto, me ha sacado lágrimas como puños, por contener unos recuerdos tan sumamente dulces que Marie escribió a su marido, Pierre Curie, para tratar con el duelo de su repentino fallecimiento. Además, fue este el que incentivó a la autora a escribir, incluso, de su propio dolor tras perder a su compañero de vida, Pablo.
No tengo ningún comentario negativo. Es más, en versión audio libro, al ser narrado por Rosa, parece mucho más íntimo y emotivo de lo que ya es de por sí. Tiene una voz bonita, tranquila, sabe dónde y cómo parar, la entonación que debe usar, hasta se atreve a hacer comentarios que me han sacado alguna que otra carcajada. He estado completamente enganchada hasta el final; pasando por la curiosa y zigzagueante vida de Marie Curie que, como sabemos, descubrió el radio y el polonio; tratando temas como la desigualdad, la ignorancia, el machismo, la hipocresía, los traumas y la terrible obsesión por honrar a los padres.
Sin embargo, lo que me ha resultado más relevante ha sido escuchar cómo desaparece cruelmente esa intimidad que se forma con tu pareja, con las manías y las rarezas conjuntas y el amor incondicional que se profesa y te deja rota, sin aliento, incapaz de asimilar que jamás volverás a vivir esos momentos que tanto han complementado tu existencia. Seguir adelante con todo esto sobre tus hombros es complicado, pues únicamente queda la memoria y lo que se guarda en el corazón. Aunque es increíble cómo meros objetos (que no son más que eso) adquieren un valor incalculable, pues pertenecieron en su día a nuestro ser querido que hoy ya no nos acompaña, y parece que nos teletransporta a su lado por un rato.
Recomiendo encarecidamente este libro, tanto en formato papel (con fotografías incluidas), como en formato audio. Desde ahora, es uno de mis favoritos y siempre que me encuentre perdida, porque en este mundo ya no me queda ningún bote salvavidas, volveré a él.
Gracias Marie Curie. Gracias Rosa Montero. Gracias, abuelo, por ser tan especial, por la sabiduría que me dejas.
Comentar  Me gusta         30



Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro
Apreciaron esta crítica ()(1)ver más