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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
30 March 2018
Hace un tiempo recuerdo que se organizó un sorteo más una lectura conjunta de esta novela que hoy me ocupa, La hija del sepulturero, pero no fui una de las afortunadas, así que cuando se me presentó la oportunidad de leerlo ni me lo pensé porque le tenía muchas ganas. Y no estaba equivocada, me ha gustado la historia que nos regala Ana Rosenrot ambientada a principios del siglo XX en un pequeño pueblo de Galicia.

La sinopsis del libro creo que explica muy bien la trama que nos encontramos en estas páginas. Soledad es una niña que nace la noche de las ánimas en la casa del cementerio donde vive su familia en el pequeño pueblo de Santa Mariña d'Osbes, y nacer en una noche como esa, en la que la frontera entre el mundo de los vivos y los muertos se difumina y se confunde, hace que su vida sea exactamente igual; Soliña está viva, pero tiene el don de ver los espíritus de los muertos, no les teme, y su lugar está en el cementerio, paseando y danzando entre sus lápidas a la luz de la luna... allí es donde realmente se siente feliz.

Hija del sepulturero Macías y de su mujer Amalia, pobres como ratas, Soliña crece igual que su nombre, sola. Su madre la desprecia y no le muestra ningún cariño, su padre sí la quiere pero no la comprende, y el hecho de ser hija de un sepulturero es motivo de burla en el colegio y entre sus compañeros. Solo Xaime, hijo del cacique local, juega con ella cuando acude junto a su madre al pazo, pero solo allí, a escondidas de sus amigos. La narración comienza con Soledad de niña y avanza hasta su adolescencia, en la que no solo evolucionará su relación imposible con Xaime, sino que seremos testigos de otras muchas historias del pueblo y sus vecinos... y siempre con el cementerio y sus fantasmales habitantes de fondo, como personajes que no son de carne y hueso pero sin los que Soledad no podría existir. Son su razón de ser.

La autora compone una historia en la que el epicentro es Soledad, pero alrededor de ella giran otras muchas historias, centradas principalmente en la casa del sepulturero y en el pazo propiedad del cacique local, así como en sus habitantes: los dos lugares esconden secretos de antaño y dan cobijo a nuevos secretos conforme avanza la narración. La relación entre Soliña y Xaime, Amalia y su falta de corazón (el personaje más odioso del libro junto con Xaquin), la solterona Neves y sus deseos más ocultos, lo que ocurre en la casa del bosque donde viven Xaquin y su hija Noela, el huérfano Antoiño y su preparación para entrar en el seminario, la angelical y casi santa hija de los Boudiño, Milagres y sus artes de meiga... y como puerto donde siempre arriba Soliña, el cementerio y sus fallecidos ocupantes. ¿A quién pertenece el espíritu de esa mujer vestida de blanco que anuncia a Soledad la muerte de los habitantes del pueblo con la puntualidad de un reloj? ¿Quiénes son dos esos dos niños que la miran con afecto?

Precisamente el cementerio y la casa del sepulturero, el pazo y el bosque que los une, forman el triángulo por el que transita la historia. El pueblo, salvo algún mercado, la casa del cura y un hospital de reposo que abre sus puertas, solo es algo que da nombre a la localidad donde viven, poco más. de hecho está tan bien ambientada, tan bien localizada la trama, que en las escasas ocasiones en que abandonamos este triángulo y la propia Galicia, parece como si nos arrancasen del alma de la historia (reconozco que esta parte alejada de Galicia es la que menos me ha gustado, estaba deseando volver).

Es por esto que tanto los parajes gallegos por donde transitan los personajes como la ambientación de la novela son dos de los puntos fuertes de la historia. Por algunos hechos que se relatan, intuimos que la historia comienza en los años 20 en un pueblo gallego apartado de todo desarrollo y prosperidad, con gentes cerradas de mente y supersticiosas, para las que la santa compaña, los espíritus, el más allá y las meigas forman parte de sus creencias y miedos; y son estos mismos elementos los que flotan durante toda la narración enrareciendo un ambiente que nos va conduciendo a paso firme y ligero hacia el final de la historia. Sí que es verdad que, precisamente por ese paso ligero, pasan demasiadas cosas y la autora no se detiene demasiado en lo que no le interesa. Quiere contar lo que quiere contar, se nota que lo tiene muy claro, y lo que solo le sirve para hacer avanzar la narración recibe eso, la atención mínima y necesaria y poco más. Unas veces estas prisas benefician a la historia y otras el hecho en cuestión merecería que se detuviese un poco más, aunque te acabas acostumbrando.

Sobre la edición siento poner esta pega, pero tengo que ponerla: la editorial la ha cuidado poco-nada, y es una verdadera pena. El libro necesita una buena corrección en general tanto de erratas como de puntuación y presentación. Que conste que el libro se lee y se disfruta sin problema alguno, pero la lectura se beneficiaría mucho de un buen repaso del texto. Me choca que una editorial ponga tan poco cuidado en algo tan esencial. Esta historia se merecía más cariño en la edición.

Por lo demás, y centrándome en la historia que Ana Rosenrot ha creado, nos presenta unos personajes muy, muy bien construidos, una muy buena ambientación y una trama que sabe entremezclar la vida y la muerte, la realidad con la leyenda y el más allá, construyendo una historia que comienza algo dubitativa pero que a partir de cierto momento se lee de una sentada. No es perfecta, pero es muy entretenida. Y me ha gustado el final por no ser condescendiente, por no ir a lo fácil, y por ser consecuente con las singularidades de un personaje como Soledad. Me he quedado con ganas de leer más de esta autora.
Enlace: http://inquilinasnetherfield..
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