Ébano

-¿Qué persona pone como fecha de aniversario la primera vez que ve a la otra?
-Yo, que creo en el amor a primera vista.

-Me aterroriza no saber el final -confesó con los ojos cerrados.
-Si lo supiéramos todo..., no viviríamos los momentos con la intensidad que se merecen.

Si ganar significa que al final salgas perdiendo…, ¿qué sentido tendrá la victoria?

No me importó que se volviera más rudo o que se hiciese cargo del movimiento. No me importó porque esa vez yo había dado mi consentimiento. Era mi decisión, yo quería que lo hiciera, y ese poder me llenó por dentro. El poder de decidir qué dejaba que hicieran con mi cuerpo. Por muy guarro que fuera, era mi decisión.

Cuando te obligan a hacer algo, aunque sea algo que hubieses elegido por ti misma, el acto en sí pierde toda su gracia y encanto.

-Bueno… No tiene nada de malo cambiar de opinión, ¿no?
Gabriella me miró con el ceño fruncido.
-Sí, si cambias por él y no porque tú quieras hacerlo.

Estando conmigo siempre podrás bailar.

—Hay cosas que es mejor dejarlas bien escondidas donde no puedan volver a hacernos daño.

Y entonces me besó.
Fue como si dos supernovas chocaran destrozando todo lo que las rodeaba.

Yo te quiero Marfil, estoy enamorado de ti, no tengo que aceptarte. Solo quiero que me expliques qué pasa, qué me ocultas o qué es lo que planeas cada vez que tu mente se dispersa, cada vez que te vas de aquí y estás ausente durante horas.