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Nora, la chica de los ojos de hielo y los gorros de colores. La chica que se esconde tras un muro que ha creado durante mucho tiempo para evitar que los demás se acerquen a ella, para no dejar que el dolor vuelva a hacer mella en su vida. Bianca, la chica de la piel de nieve. La joven que ama la música, pero lleva tanto tiempo sin tocar que ya no forma parte de ella. La chica de los ojos de hielo y la chica de la piel de nieve se conocen y crean su propio universo, uno donde no tienen miedo a mostrarse, a ser ellas mismas y a dejar que los sentimientos fluyan. Ambas han sufrido, llevan un dolor dentro y encontrarse será la clave para que el hielo se derrita y dé paso a la luz, esa luz que llega para brindarles la paz que necesitan. La historia de Bianca y Nora es absolutamente preciosa. Es de esas historias que te encogen el corazón y que lo llenan de ternura de una forma ligera y vibrante. Es una historia de miedos y dolor, pero también es la historia de dos chicas que salen de la oscuridad para encontrar la luz en la otra. Gracias a Nora, Bianca recuperará la seguridad en sí misma. Gracias a Bianca, Nora dejará el dolor del pasado de lado y volverá a sonreír. Volverá a creer que la vida puede ser amarga, pero el sol siempre estará ahí para derretir el hielo de un corazón congelado. Es una novela corta, donde iremos conociendo a estas dos chicas desde el punto de vista de ambas. Y, sin duda, les recomiendo que la lean pues la pluma de la autora me ha sorprendido gratamente. Además, me ha encantado la ambientación en un pueblo de Alaska llamado Kenai. Rodeadas de frío y nieve, Bianca y Nora encontrarán el calor que necesitan en sus vidas. |
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