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Crítica de Guadi96


Guadi96
13 October 2020
Así se despide la autora de este libro, haciéndonos una petición. Un petición que, corriendo los tiempos que corren, es más necesaria que nunca.

He de admitir que “El fabricante de muñecas” llegó hasta mí de manera totalmente accidental. Nunca había oído hablar de este libro, ni de esta autora, ni de la trama. Simplemente apareció como recomendación en Goodreads, leí la sinopsis y… bueno, siguiendo un impulso lo compré… y cómo me alegro de haberlo hecho.

El fabricante de muñecas” me ha recordado mucho a novelas como “El niño con el pijama de rayas”, ya que sitúa la trama en la Segunda Guerra Mundial, pero contada desde un punto de vista muy tierno e inocente, concretamente desde el punto de vista de una muñeca. Quizá sea este el hecho lo que ha provocado que la historia me pareciera más dura aún. Ver cómo había cosas que el lector intuía o sobreentendía, pero que personajes como la muñeca o los niños no sabían o entendían, era realmente desolador y duro.

Para poneros en situación, la historia comienza cuando el alma de Karolina -una muñeca- llega al mundo de los humanos gracias a la magia de un fabricante de muñecas -Cyril-. Karolina viene desde la Tierra de las Muñecas, un lugar que ahora está en guerra porque las ratas lo han invadido y, no mucho tiempo después de su llegada al mundo de los humanos, tiene lugar la invasión de los alemanes a Polonia en la Segunda Guerra Mundial. Cyril es mitad alemán, por lo que puede aceptar su identidad alemana y así tener derecho a una mayor porción de racionamiento de la comida, cosa a la que accede para así poder ayudar a un amigo judío y a su hija.

Hasta aquí la historia puede parecer incluso bonita, ya que nos presentan una situación difícil en la que alguien bondadoso decide ayudar a otros… pero es justo aquí cuando empieza a volverse cruel. Como era de esperar para los lectores, los alemanes empiezan a encerrar a los judíos en guetos y, posteriormente, los envían “a un lugar desconocido” (los campos de concentración). Cyril decide ayudar con su magia a su amigo judío y a su hija, transformando en muñeca a la hija de este y a unos cuantos niños judíos más. Así que consigue introducirse en el gueto y sacar a los niños-muñecos de allí metidos en una casa de muñecas.

Una vez más, parece que la historia va por buen rumbo, pero en medio de todo esto aparece la figura de Brandt, un soldado nazi que comparte las mismas habilidades mágicas que Cyril, solo que Brandt decide usar su magia para imponer la ideología nazi, no para ayudar. Brandt quiere que Cyril colabore con él para deshacerse de los judíos y que así Alemania pueda triunfar sobre el resto del mundo, pero cuando se entera de que Cyril ha ayudado a los judíos, ordena que lo arresten… y aquí es cuando todo va cuesta abajo y sin frenos.

Cuando llegué a esta parte de la trama, sabía lo que le deparaba inevitablemente al fabricante de muñecas, lo que no sabía era lo duro que me iba a resultar leerlo. Y no, la autora no nos describe lo que le hacen los nazis, ni siquiera lo dice explícitamente; es más, voy más allá, ni siquiera menciona las cámaras de gas. Recordemos que la historia está contada desde el punto de vista de Karolina, y ella no sabe tal información. Simplemente nos describe una escena muy emotiva y triste en la que Cyril y Karolina se despiden una vez han llegado a Auschwitz; pero lo más duro no es eso, sino ver cómo un soldado le dice al fabricante que volverá a encontrarse con su muñeca una vez se haya duchado. Karolina realmente se lo cree, pero Cyril sabe muy bien a dónde se dirige… y el lector también. No hace falta mencionar que Cyril y Karolina nunca vuelven a encontrarse, ¿verdad? Karolina se pasa años en una pila junto a otros juguetes abandonados que pertenecían a personas que también murieron allí, hasta que su recipiente está demasiado desgastado y no puede contener su alma más tiempo. Entonces, llega la hora de que vuelva a la Tierra de las Muñecas.

El único rayo de luz que se atisba al final de la historia es cuando, mientras vuela hacia la Tierra de las Muñecas, Karolina ve que la guerra ya ha acabado y que, poco a poco, la gente está volviendo a recuperar su vida. Entre esa gente se encuentra Rena, la hija del judío a la que salvó Cyril, la cual ya no es una niña, sino una joven muchacha. Mientras tanto, en la Tierra de las Muñecas, al igual que en el mundo de los humanos, la guerra también ha acabado y los supervivientes están intentando volver a recuperar sus vidas. Un paralelismo de ambos mundos que se mantiene vivo durante toda la trama y que nos muestra que las guerras no entienden de razas, ni de idiomas, ni absolutamente de nada… las guerras afectan a todos por igual (incluso a los muñecos en este caso).

Me ha parecido una novela totalmente fascinante, no por las descripciones de lo que sucedía, sino, quizá, por la carencia de ellas. Es decir, por la inocencia con la que todo se contaba. Creo que hacen falta en el mundo muchas más lecturas así; lecturas que nos recuerden los fallos que hemos cometido a lo largo de la historia y que no debemos repetir, pero a la vez contado con tanta ternura e inocencia que haga que el mensaje llegue aún más directo al corazón.

Es un libro bastante cortito (256 páginas) y se lee de manera muy ágil y amena, por lo que creo… no, no creo, estoy completamente convencida de que debería ser una lectura obligatoria en institutos. Seguro que no dejaría a nadie indiferente, ni a niños, ni a profesores.
Enlace: https://booksinneverland96.w..
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