Optimismo y salud: Lo que la ciencia sabe de los beneficios del pensamiento positivo

“Incluso las pequeñas cosas gratas que nos ocurren en la vida cotidiana tienen una marca influencia sobre nuestras emociones y nuestra perspectiva” ~ Optimismo y salud de Luis Rojas Marcos.

Hablar de optimismo en plena segunda ola de esta pandemia que nos deja unas cifras tremendas de muertos al día es casi misión imposible. Cogí este libro en Edición Anticipada con la esperanza de encontrar un rayo de luz en un momento en el que me tocaba no ver el final del túnel y la verdad es que ha resultado acertado.

Rojas Marcos no habla de ese optimismo en exceso, sino de un punto de vista optimista pero también racional; optimismo en su medida. Tampoco habla del optimismo impuesto, el optimismo del debería. En el libro muestra las diferencias entre una visión pesimista y una optimista y da pinceladas sobre cómo conseguir poner luz en nuestra visión de las cosas. Quizá su visión de optimismo se acerque más al concepto esperanza que nos menciona Viktor Frnklyn en su conocida obra “El hombre en busca de sentido”; una visión en la que sí podemos influir nosotros mismos.

Lo estamos viendo en esta situación pandémica que está marcando nuestra forma de vida. Si pensamos en ella como una situación continua en la que no se ve el fin, comienza a dispararse nuestro nivel de ansiedad. Por eso a veces huimos de las noticias, nos da la sensación de que el bombardeo perfila un contexto más negro todavía. La solución será aprender, racionalizar y dominar nuestra mente para que pueda poner luz en ese negro túnel, que está ahí, es cierto, pero es superable. No se trata de quitar realidad a la realidad sino de pensar como pensamos, de parar y de no dejarse dominar.

El doctor Luis Rojas nos enseña a través de múltiples estudios, experiencias y ejemplos por qué ser optimistas beneficia a todo nuestro organismo. No solo nos hace más felices sino que también nos previene de enfermedades, mejora nuestra esperanza de vida y nos hace recuperarnos más rápido de dolencias.

Para nadie son nuevas estas afirmaciones, que conocemos desde siempre, pero el autor las expone de una manera en la que no queda duda de por qué es así. Argumenta sus afirmaciones con estudios probados por diferentes universidades, hospitales y centros de estudios, así como con relatos de su propia experiencia profesional y personal.

Me parece un mensaje muy motivador pero el libro se puede hacer un poco pesado ya que está dando vueltas todo el rato sobre lo mismo. La idea queda clara desde el principio y el autor con sus argumentos quiere que no haya ninguna duda al respecto, pero al final se hace repetitivo.

Este libro cuenta con dos partes diferencias, complementarias, pero que se centran en diferentes aspectos. En la primera parte se dan todos los argumentos de por qué, como indica el título del mismo, el optimismo es salud. En la segunda se dan claves y ejercicios para que podamos ser más optimistas. Esta parte me ha parecido muy interesante y creo que es la más entretenida ya que la primera parte está bien pero sin unas bases de cómo hacerlo puede quedar en simple teoría.

Recomiendo el libro para gente que esté interesada en el tema de la psicología y quiera disfrutar de una lectura tranquila.

Como bien dice el texto de la contra, en los tiempos que corren parece más necesario que nunca aferrarse al optimismo. Una pandemia, la preocupación por la salud de nuestros familiares, la crisis, el estrés, los altibajos emocionales... Sin embargo, mi duda con este libro era que enfocara este tema desde el aspecto vacío que tanto vemos en las redes últimamente, esa dictadura del positivismo que promueven firmas tipo Mr Wonderful y que nos promete una vida de felicidad y éxito si sonreímos lo suficiente.

Nada más empezar a leer ya me di cuenta de que Luis Rojas Marcos huye de este enfoque wonderfulero (como no podía ser de otra manera viniendo de un profesional de la salud). Como él mismo dice, «Un peligro de la glorificación cultural del optimismo es que puede convertirse para muchas personas en una tiranía y producirles un estado crónico de insatisfacción». Este libro pretende más bien ayudar al lector a identificar qué rasgos de la personalidad contribuyen al bienestar emocional, y cuáles son los efectos preventivos y terapéuticos de una perspectiva optimista.

Con abundantes referencias bibliográficas que contribuyen a dar seriedad al discurso, el autor nos anima a adoptar una visión optimista que favorece el bienestar y muchas veces propicia el cambio deseado.

Un libro recomendable para leer despacio, aunque solo sea unas páginas al día que te dejarán pensando. Termino con una cita extraída del libro:

«Profundizar e invertir en las cualidades naturales de las personas para ver la vida desde una perspectiva positiva y esperanzadora no debe interpretarse como una forma de infravalorar o ignorar los aspectos negativos y dolorosos de nuestra existencia. Se trata más bien de reconocer que, para vivir una vida saludable y completa, no basta con curar los males que nos aquejan; es igualmente importante conocer y fortificar los aspectos favorables de nuestra naturaleza, que nos ayudan a motivarnos para superar los retos que nos plantea la vida y alcanzar nuestras metas.»
Enlace: http://lavidanobasta.blogspo..

En esta obra, el autor destaca las virtudes de un optimismo “saludable” que define como una “forma de sentir y de pensar que nos ayuda a emplear las propias habilidades y los recursos del entorno, y a luchar sin desmoralizarnos contra las adversidades” y una “vacuna contra la desesperanza”. No se trata, puntualiza, de “un falso sentido de invulnerabilidad ni un estado alocado de euforia”, defendido a veces por cierta literatura de autoayuda que exalta el poder del individuo de una forma poco realista.
El libro analiza y explica los múltiples elementos, innatos y adquiridos que conforman las diferentes formas de ver la vida de cada persona; los diversos ingredientes del optimismo; cómo éste contribuye al bienestar físico y psicológico de las personas en todos los ámbitos de la vida; los “venenos” del optimismo (indefensión crónica, trastornos psicológicos, enfermedades y las ideas derrotistas que, a su parecer, han primado en algunas teorías filosóficas) y, finaliza, explicando cómo potenciar el talante optimista alimentando estados emocionales gratificantes en el día a día y potenciando estilos positivos de ver la vida que fomenten una “esperanza activa” que nos permita luchar de forma eficaz contra las adversidades.
Podríamos decir que no aporta ideas muy novedosas sobre el tema para los aficionados a la literatura de autoayuda y quizás se extiende demasiado en algunos aspectos, pero está muy bien escrito, es realista y, bueno… que pienso que a todos nos va bien, pienso, una “dosis de refuerzo” memorístico de aquellas cosas importantes que sabemos pero a menudo olvidamos en la práctica cotidiana.

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