Siempre fuiste tú es una historia que nos habla de amor y amistades, de esas amistades que siempre duran, de amigos que les puedes contar todo lo que pasa en tu vida, que hay amistades que van son mucho más, pero que a veces no nos damos cuenta. Es una historia sin muchos giros, pero muy intensa en sentimientos, una historia sencilla pero de esas que hacen que no te despegues del libro para saber de Alicia e Iván. Esta historia está ambientada en las Islas Canarias y la autora nos da todo tipo de detalle y nos describe los lugares de la isla con una claridad que pensaras que estas allí mismo. Una historia donde veremos que a veces hay sentimientos que no son lo que parecen, que esa persona que llamas amigo no lo es, por el sencillo motivo de que es mucho más para ti, pero que nunca te has puesto a pensar si era más que una amistad, hasta que tu vida cambia y entonces te empiezas a dar cuenta de ciertos detalles. Algo que me habría gustado es que algún capítulo estaría contado por Iván para vivir desde su punto de vista su tormento, sus sentimientos y cómo lidiar con ello, porque no tiene que ser fácil amar a alguien durante mucho tiempo y cuando parece que es posible el miedo y las inseguridades de si será el momento, de si todo no será un sueño y si no sale bien dañara su amistad. Pero también os digo que no conocer el punto de vista de él no hace que la historia sea pobre, con la historia en si estaremos pendientes de cada paso. Y hay momentos tan reales como en la vida misma, y momentos que avanzas un paso y pasa algo y retrocedes tres, y tengo que decir que estos momento la impotencia me podía un poquito con los dos personajes, pero como os he dicho es una historia como la vida misma y seguro que esto nos ha pasado alguna vez alguno de nosotros o algún amigo nuestro. + Leer más |
Una guía para cultivar tu vida espiritual de forma sencilla y práctica
En una sociedad ultraconectada y saturada de estímulos, en la que todo sucede a un ritmo frenético, cada vez más personas se sienten desconectadas de su interior. El miedo, la angustia o la necesidad de hacerse preguntas despiertan nuestra inquietud, y el deseo de cultivar nuestra espiritualidad para experimentar sus beneficios resulta cada vez más acuciante. Pero ¿qué podemos hacer para vivir en armonía?
Tras un intenso trabajo de investigación y práctica personal, Alejandra Rodríguez te proporciona los conocimientos y hábitos necesarios para que puedas trabajar tu conexión espiritual y mantenerla en el tiempo. Todo ello a través de la filosofía slow, con la que podrás sumergirte en el análisis y la introspección, y redescubrir la importancia de la actitud y las tareas mundanas o el cultivo del entusiasmo y la meditación como camino hacia la paz.
La búsqueda del amor, las trampas del ego, la consciencia activa o el autoconocimiento son algunas de las cuestiones que aborda este libro. Olvida la tiranía del éxito y los constructos mentales que nos esclavizan y vive una experiencia transformadora.