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Enrique Sordo (Traductor)
ISBN : 8435018415
256 páginas
Editorial: Edhasa (04/11/2002)

Calificación promedio : 3.99/5 (sobre 103 calificaciones)
Resumen:

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Críticas, Reseñas y Opiniones (28) Ver más Añadir una crítica
Ros
 23 May 2023
La plaza del diamante nos reúne a los lectores, Mercè Rodoreda pone la mesa camilla y el lector su silla alrededor de ella, ya que el viaje es al pasado.

La autora quita la ropa por completo a los personajes, los desnuda y con ellos, en esas condiciones, creará esta realista, dura, profunda y en momentos, desgarradora novela, que también será sentimental, intimista, entrañable, una novela con grandes dosis de resistencia y determinación con los que completar al personaje principal en su deriva vital.

Comienza la historia y nos ponemos en antecedentes, Barcelona, años 30. Dos amigas, Natalia y Julieta, se acompañan mutuamente mientras se dirigen a participar de la fiesta mayor que se está dando en el barrio barcelonés de Gracia.

En esta fiesta, una de las mujeres, Natalia, conocerá a Quimet, que entre baile y baile va desplegando algunos rasgos de su personalidad.
Es alegre, vitalista, atrevido, dicharachero y además se atreve a anunciar y confirmar que en un año él y Natalia, a la que pronto bautizará de nuevo, para llamarla Colometa, se casarán. Así esta joven perderá su nombre para ser llamada como Quimet ha decidido.

Natalia, ya Colometa , conocerá a los amigos de Quimet, Cintet y Mateu, amigos íntimos del inconstante Quimet. Colometa dejará la pastelería donde trabajaba y habrá celebración, hay boda, habrá posteriormente al festejo, cruda realidad que poco a poco Quimet irá imponiendo.

Los constantes sueños de Quimet erráticos y errados, junto con su poco entusiasmo por la labor y el trabajo, irán imponiendo a Colometa un estado de sumisión, que irá quebrando, cercenando primero a Natalia, luego a Colometa y finalmente a la mujer, a sus sueños personales, su ideal de vida, de matrimonio junto a Quimet.

Así podríamos decir y afirmar que este hombre, su marido, Quimet, fue diseñando el frustrante destino de Natalia, de Colometa.

Quimet es ebanista, el trabajo no le va muy bien, sus ganas de trabajar , pocas, muy escasas.

El matrimonio ya tiene dos hijos en esa España, la de Natalia y Quimet todo parece ir mal, la llegada de la república no ha podido frenar el decaimiento fundamentalmente artesanal.

Colometa consigue un trabajo de limpiadora que la llevará a la casa de una familia burguesa, ellos, los dueños viven de rentas y a ella le abonan por su trabajo, un exiguo sueldo al que añaden gestos y miradas, palabras, incluso, que pretenden hacerle creer que le están haciendo un favor.

Natalia se va rompiendo, desgarrando, vemos y sentimos, conforme avanzamos y consumimos las páginas en la lectura de este libro, como se derrumba, como cae.

Los días para esta mujer pasan lentos y largos, cansados y agotadores, Quimet decide criar palomas para mejorar la economía de la familia. Las palomas que viven en palomares en la misma terraza de la casa, no dejan de aumentar en número y en suciedad.

Será Colometa , quien aumentará, si es que esto fuera posible, su trabajo, sus trabajosos días.

Colometa irá viendo como su casa queda invadida por las palomas ante su desesperación y las risas de Quimet.

Los hijos del matrimonio, Antonio y Rita, contarán con el disgusto de su madre al tener que dejarlos solos para ir a trabajar.

La guerra, la guerra civil española está ya en todos los campos en todas las calles, en todas las carreteras, en todas las casas, la guerra y sus terribles consecuencias, ocupándolo todo.

Quimet se alista para ir a la guerra, Natalia mata a las palomas, todo es escaso, dinero, alimentos y ganas de vivir. Colometa no puede seguir, está sin fuerzas, pronta al abandono, a dejarse morir junto a sus hijos.

El hijo de Natalia será enviado a colonias con el único fin de poder comer y como no podía ser de otro modo, ya volverá siendo otro.

Colometa siguió y persistió cuanto pudo en la lucha, ella afrontó penosas circunstancias para las que una mujer de estructura y pensamientos delicados, no había sido entrenada en absoluto.

Todo parecía venir e irse sin que ella participara realmente, decididamente en todo aquello que iba aconteciendo en su vida. La mujer, resistía y se dejaba llevar.

Quimet morirá en la guerra, esa mismo día, como símbolo, la mujer matará a la última paloma.

Y atención a las palomas, un símbolo que refleja, sin lugar a dudas, la trayectoria de la protagonista, como también es el nombre que desde el inicio estará ya en el nombre de Colometa , “palomita” que Quimet impone a Natalia.

Ahora con Quimet muerto, Colometa ya no tendrá que oír nunca más este nombre impuesto, ni tampoco aquella enigmática e insondable frase que Quimet soltaba de vez en cuando, con una voz melancólica, de añoranza bucólica y que rezaba: ¡pobre María!.

La mirada de Natalia seguía permaneciendo, ida , ausente, sin alma, esta mujer, esta persona ya sabía por su experiencia y la de algunas otras, como ella, que las mujeres son un comodín perfecto y que valen para todo a condición de que no haya un hombre participando en el juego, que manifieste con voz alta y actos y maneras varoniles que estas no sirven para nada o casi nada.

La guerra termina, ya lo sabemos, todos conocemos que todo cuánto empieza por agotamiento y costumbre, finaliza. También la guerra civil acabó.

La familia burguesa, tras la victoria del Caudillo, decide despedir a Natalia a quien viene considerando republicana desde el mismo día que la contrataron.

En el barrio, Antoni es el dueño de un establecimiento, un ultramarinos en el que Natalia suele comprar a fiado. Antoni le ofrece trabajo y Natalia se encargará del orden y de la limpieza. Este , poco tiempo después, le pide matrimonio.

Esta última parte de la novela la pararemos , la detendremos esperando que con lo dicho, los lectores de esta reseña, hayan sentido la oportunidad de leer esta Plaza del diamante, que me ha parecido, además de otras muchas cosas, una novela historicista, de buen argumento y escritura consistente, interesante como si dispusiera de fotos en blanco y negro, color sepia, que pegadas a un álbum, nos van contando sobre Barcelona y sus gentes, durante la guerra, los años previos y los posteriores.

Escrita con un estilo personal y una prosa espontánea, coloquial pero a la vez literaria que conecta con el público, reflejando una realidad cotidiana a través de la expresión de los sentimientos y del mundo interior de sus protagonistas.

Otra de las grandes obras que leí hace mucho, mucho tiempo , pero al que he vuelto porque deseo dejar constancia de una lectura que fue importante y en algún sentido, decisiva.
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mariabv2012
 15 October 2023
"La Plaza del Diamante" la leí hace mucho tiempo, en mi lengua materna, el catalán. Es una de esas historias que las recuerdas al instante cuando se te pone delante el libro o alguien te lo menciona. Es lo que me acaba de pasar al encontrarlo aquí, en Babelio. Y no lo tenía registrado como leído.

Son tantos libros a lo largo de toda una vida de lectora, que muchos se quedan por el camino, en un olvido temporal, pero cuando salta una pequeña chispa, vuelven como si nunca hubieran quedado en ese limbo, esa parte de la memoria donde está aquello importante que te ha marcado por cualquier motivo, esperando a ser rescatado en cualquier momento.

Una historia preciosa, de una vida de dificultades en una época de dificultades. Un retrato de la Barcelona de la guerra civil y los años de la postguerra, y una protagonista, la Colometa, que recordarás siempre asociada a La Plaza del Diamante de Barcelona. Merece la pena leerlo, te lo recomiendo.

¡Feliz lectura!
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MarioG17
 11 February 2020
«Claro que era verdad, como mi padre siempre decía, que yo había nacido exigente…, pero lo que a mí me pasaba es que no sabía muy bien por qué estaba en el mundo», dice Mercè Rodoreda en La plaza del diamante a través de la protagonista. El pasado 10 de octubre se cumplieron 111 años del nacimiento de la escritora catalana, que estuvo en este mundo para dar a luz obras literarias como la que ahora nos atañe.
La plaza del diamante, publicada originalmente en 1962, se presenta en esta edición más reciente de Edhasa y traducida por Enrique Sordo como una obra, quizás no la más célebre de Rodoreda, pero sí una de las más reconocidas. Con La muerte y la primavera como obra magna de esta autora y otras de magnífica calidad como Cuánta, cuánta guerra, Rodoreda pone el foco en esta novela en su protagonista, Natalia, aunque más conocida como Colometa.
Narrada en primera persona, la novela comienza hablándonos de Colometa y de cuando conoció al que más tarde sería su marido. Con su madre muerta y su padre casado de segundas y sin apenas relación con ella, Colometa se rinde a un muchacho aparentemente afable que conoce. Pronto, el lector se irá dando cuenta de cómo trata este hombre a Colometa, llegando a levantarle la mano en actitud de pegarle poco después de conocerse y maltratándola psicológicamente también desde antes de casarse.
Con el paso de las páginas, la narración se apacigua y la relación se vuelve rutinaria, con menos referencias a este maltrato, desarrollando la vida de esta pareja que va saliendo adelante con un hijo, una hija y un criadero de palomas. Todo parece ir bien hasta que llega la Segunda República y el marido de Colometa se compromete con el nuevo gobierno. A partir de aquí, la narradora dará un salto temporal hasta la Guerra Civil española, que obligará al marido de Colometa a ir al Frente de Aragón, donde morirá más adelante.
Colometa y sus hijos vivirán penurias y miserias por culpa de la guerra, mientras que el lector podrá contemplar con el paso de los capítulos cómo la tristeza se pasea por la novela, escondida en personajes como Mateu, un amigo de la familia, que se marcha al mismo frente a defender la República, previendo su derrota.
La segunda parte de la novela está anegada de emotividad al tomar un cariz desolador, y las últimas cien páginas son de una tristeza destacable. Con la miseria de la guerra comiéndose los cimientos de sus vidas, Colometa lo pasará mal sin poder alimentar a sus hijos y culpando a la guerra de haber separado a una familia que, mejor o peor, iba saliendo adelante siendo relativamente feliz y manteniéndose unida. La desesperación se entrelaza con la ayuda desinteresada de otros en un paisaje de guerracivilismo que generó pobreza y hambre.
La plaza del diamante existe y está en Barcelona, ciudad natal de Rodoreda y en la que se desarrolla la trama de la novela. Ese es el escenario donde se mueve Colometa y por donde en su día también se movió Rodoreda para luego escribir esta novela. La muerte y la primavera es un emblema de las literaturas catalana y española, y no es para menos. Sin embargo, La plaza del diamante tiene ese encanto narrativo con el eco de la Guerra Civil de fondo y una historia trágica que conmueve al lector.
Esta es una novela que, pese a no ser la más conocida de Rodoreda, está infravalorada, por su incalculable valor humano y sentimental que la historia y los personajes transmiten en sus páginas.
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pasiondelalectura
 21 October 2018
La plaza del Diamante es una obra maestra y es arduo escribir un billete sobre una obra tan rica y compleja.

En todas las obras de Rodoreda la protagonista tiene un vacío existencial, encontrándose abandonada de todos y sin una función concreta.

La plaza el Diamante (1962) la escribió en Ginebra en 1960, durante el exilio; la novela se considera como la obra más importante de la narrativa catalana de la posguerra, ambientada en el barrio popular de Gracià en Barcelona; es una novela histórica, psicológica, costumbrista y universal que da para varios niveles de lectura, con muchas metáfóras y simbolismos.

El libro corresponde a una estructura de Bildungsroman o novela de formación porque seguiremos paso a paso el destino de Natalia desde su formación individual y luego colectiva (relacionada con un tiempo histórico dramático) hasta la madurez y una metamorfosis. La novela versa sobre el aislamiento, la soledad y el silencio de una mujer de esa época y en esas condiciones.
LA NOVELA : la novela tiene una estructura circular porque comienza y termina en la plaza del Diamante, una plaza del barrio de Gracià (erigida sobre un terreno comprado en 1860 por un joyero). La plaza es una metáfora de libertad para Natalia, una chica como tantas, de clase obrera cuya vida y esperanzas fueron destrozadas por la Guerra Civil. Natalia va a pasar de la potestad del padre a la potestad de un marido que la aniquila totalmente, robándole hasta el nombre decidiendo que se llamará Colometa (diminutivo de coloma o paloma pequeña en catalán).

Natalia vive con su padre y la segunda esposa de éste, trabaja en una pastelería hasta que conoce a Quimet en la fiesta de San Juan en la plaza del Diamante. A partir de este encuentro, Quimet decide de todo, la aniquila como persona y la llama Colometa o María. La pareja tendrá dos niños y vive bien aunque Quimet es algo desaprensivo y soñador, violento y tiránico en su hogar, es el reflejo del rol paternalista. Quimet sueña hacer fortuna con la crianza de palomas y toma para ello parte del espacio de libertad que tenía Colometa en el terrado de su apartamento y decide construir allí un palomar. Las palomas invadirán el espacio de Colometa que comienza a odiarlas. Estas palomas en el relato son un símbolo (entre otros tantos símbolos como el color azul, las flores, el gato de la suegra, los lazos de la suegra, el embudo etc). Las palomas aquí tienen un símbolo de sujeción y de fragilidad pero no de libertad porque están enjauladas exactamente como Colometa. La construcción del palomar es otro elemento simbólico que supone un microcosmos social donde todas las clases están representadas por tantos estilos de palomas diferentes.

La actitud de rechazo de las palomas será la primera rebeldía de Colometa y un paso hacia su madurez y la recuperación de una identidad.

Quimet partirá a la guerra y no volverá como muchos, dejando una viuda y dos niños totalmente desamparados. Es tal la miseria de Colometa que la pobre mujer piensa envenenar a sus hijos con aguafuerte y luego suicidarse, pero un tendero del barrio que la conocía bien a última hora le tiende la mano y le propone primero ayuda y luego matrimonio. Es un matrimonio blanco porque el buen hombre ha quedado lisiado después de la guerra.

Gran parte de la novela funciona con un monólogo interior donde Colometa habla y comenta su vida de manera simple, casi simplona, pero sincera e inocente; los años se suceden desde antes de la Segunda República (capítulos I a XVII), pasando por la Guerra Civil (capítulos XVIII a XXXII) hasta la posguerra (capítulos XXXIII a XLIX) . Es más o menos de los años 1928 a los 50 y tantos.

Los espacios domésticos de Natalia/Colometa son cerrados contrastando con los espacios masculinos que son abiertos. Colometa circula primero en el apartamento del padre y la pastelería donde trabaja, luego en el apartamento de Quimet, luego en el apartamento donde ejerce de criada para terminar en el apartamento de su segundo marido.

Las calles en la novela (Colometa tiene miedo de la calle Mayor) son metáforas de cierta fuerza social que le impide avanzar en la vida. al principio de su vida Colometa tiene miedo de los espacios abiertos y se confina en sus cuatro paredes. En cambio en el período de su madurez su agorafobia se transformará en claustrofobia y elle busca los parques y jardines abiertos y con flores (pasión de Rodoreda).

Al final de la novela Natalia está preparada para reconstruír su personalidad y parte a visitar los lugares donde vivió armada de un cuchillo que simboliza la ruptura con lo anterior. Así, dará un alarido descomunal como para romper el silencio y la pasividad de su pasado.

Una obra de una gran riqueza interpretativa que con tanto simbolismo me recuerda lo mejor de la obra de la escritora chilena María Luisa Bombal una contemporánea (1910-1983).
Enlace: https://pasiondelalectura.wo..
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EmilianoPD
 24 June 2021
"arriba, Colometa, que detrás de ti está toda la pena del mundo, deshazte de la pena del mundo, Colometa. Corre, de prisa. Corre más de prisa, que las bolitas de sangre no te paren, que no te atrapen, vuela arriba, escaleras arriba, hasta tu terrado, hasta tu palomar… vuela, Colometa."

Vuelvo a leer esta historia de Natalia, de Colometa. Vuelvo fascinado, estremecido otra vez ante este relato que parece guardar dentro de sí toda la pena del mundo. La tristeza honda de la posguerra, la furia de los múltiples maltratos de Quimet. La desesperación ante el mundo en el que no sabemos para qué estamos.

No es una lectura fácil si llevas un corazón medianamente funcional ahí, sí, al lado izquierdo del pecho en el que se agolpa la angustia. Sí es un placer dejarse llevar por el personalísimo estilo de Rodoreda, que da voz a un "Coeur Simple" que se desgrana en un monólogo heredero de la mejor tradición del fluir de la conciencia, henchido de imágenes sorprendentes, no sé bien si surrealistas o meramente simbólicas, pero plenas de nuevo significado, de un rabioso afán de hacer pie en la marea del tiempo que parece querer ahogarnos tantas, tantas veces.

"Y sentí intensamente el paso del tiempo. No el tiempo de las nubes y del sol y de la lluvia ni del paso de las estrellas adorno de la noche, no el tiempo de las primaveras dentro del tiempo de las primaveras, no el tiempo de los otoños dentro del tiempo de los otoños, no el que pone las hojas a las ramas o el que las arranca, no el que riza y desriza y colora a las flores, sino el tiempo dentro de mí, el tiempo que no se ve y nos va amasando. El que rueda y rueda dentro del corazón y le hace rodar con él y nos va cambiando por dentro y por fuera y poco a poco nos va haciendo tal como seremos el último día. "
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Citas y frases (17) Ver más Añadir cita
PaseadoradelibrosPaseadoradelibros30 October 2021
"El agua estaba fría y eso me hizo recordar que el día antes, por la mañana, a la hora de la boda, había llovido mucho y pensé que por la tarde, cuando fuese al parque como siempre, a lo mejor todavía encontraba charcos de agua en los senderitos... y dentro de cada charco, por pequeño que fuese, estaría el cielo..., el cielo que a veces rompía un pájaro..., un pájaro que tenía sed y rompía sin saberlo el cielo del agua con el pico... o unos cuantos pájaros chillones que bajaban de las hojas como relámpagos, se metían en el charco, se bañaban en él con las plumas erizadas y mezclaban el cielo con fango y con picos y con alas. Contentos..." (Pág.256).
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RosRos23 May 2023
Yo era de corcho. No porque fuese de corcho sino porque me hice de corcho, el corazón de nieve. Tuve que hacerme de corcho para salir adelante.
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PaseadoradelibrosPaseadoradelibros30 October 2021
"Y la señora Enriqueta me había dicho que teníamos muchas vidas, entrelazadas unas con otras, pero que una muerte o una boda, a veces, no siempre, las separaba, y la vida de verdad, libre de todos los lazos de vida pequeña que la habían atado, podía vivir como habría tenido que vivir siempre si las vidas pequeñas y malas la hubieran dejado sola. Y decía, las vidas entrelazadas se pelean y nos martirizan y nosotros no sabemos nada como no sabemos nada del trabajo del corazón ni del desasosiego de los intestinos..." (Pág.249).
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GataalanaranjaGataalanaranja05 October 2021
Y entre campana y campana, un caracol de mar de esos que, cuando acercas el oído, suena dentro el mar. Aquel caracol que había podido meterse todos los llantos del mar dentro, era para mí más que una persona. Nadie podría nunca vivir con aquel ir y venir de las olas metido dentro. Y cuando le quitaba el polvo le escuchaba un ratito.
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PaseadoradelibrosPaseadoradelibros30 October 2021
"Y sentí inmensamente el paso del tiempo. No del tiempo de las nubes y del sol y de la lluvia ni del paso de las estrellas adorno de la noche, no el tiempo de las primaveras dentro del tiempo de las primaveras, no el tiempo de los otoños dentro del tiempo de los otoños, no el que pone las hojas a las ramas o el que las arranca, no el que riza y desriza y colorea las flores, sino el tiempo dentro de mí, el tiempo que no se ve y nos va amasando. El que rueda y rueda dentro del corazón y le hace rodar con él y nos va cambiando por dentro y por fuera y poco a poco nos va haciendo tal como seremos el último día." (Pág.236).
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