Lecturasparavivir29 March 2021
El contacto con una enfermedad nos predispone a la meditación más que el contacto con la muerte. La muerte termina algo, la enfermedad no termina nada… Ésta llena inesperadamente, se enciende, se apaga, vuelve a encenderse…Cuando creemos que ya se ha marchado, vuelve. Es como un continuo balanceo, hacia delante y hacia atrás. Apretamos los dientes y esperamos que pase. Pero no pasa. Por fin, un día llegamos a la conclusión de que va no podemos soportarla más, de que ya no nos quedan fuerzas más que para hoy, mañana… Pero los días siguen uno tras otro; desde aquel «mañana», han transcurrido ya varias semanas y todo sigue igual. Una ligera mejoría, luego otra recaída...
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