Comienzas el libro, y ya no puedes parar. Eso es lo que a mí me ha pasado, que estaba todo el día buscando un rato para poder seguir leyendo. Necesitas saber que va a pasar, si la teoría que te vas montando en tu cabeza es correcta, y con cada nuevo capítulo descubres que no, que Roberto lo ha vuelto a hacer, a engañarte y darle otra vuelta que hace que pienses de nuevo otra. Quieres acabarle, pero a la vez no, le coges tal cariño a los personajes que quieres seguir con ellos... Piel de gallina en algún momento y ganas de poder meterte en el libro. Un final que de nuevo te deja con la boca abierta. |