En la misma línea que las dos historias anteriores, pero esta vez a modo de relato, el autor consigue engancharnos en esta contrarreloj que es la muerte anunciada de un médico que parece no haberle hecho daño a nadie. En ningún momento decae la intriga y el interés que consigue arrancar del lector y quizá, acompañado de tener tan pocas páginas, el apetito por leerlo de un tirón hace que no dure ni un suspiro. Aunque la inspectora es la misma, se puede leer sin problema de forma independiente. Todo un acierto de lectura, de historia y de autor. |