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¿Puede quedar la vida de una persona fijada en un puñado de días robados? ¿Se puede amar toda la vida en base solamente a los recuerdos? Estos son algunos de los interrogantes que se le presentan al narrador de esta historia enmarcada. Francesca, una italiana devenida "esposa de guerra" de un soldado estadounidense, a sus cuarenta y tantos está cómodamente instalada en su hogar conyugal rural, aunque la relación con su esposo se ha enfriado, y se siente más madre y esposa que mujer. Mientras su familia está de viaje, Robert Kincaid, reconocido fotógrafo de National Geographic y esencialmente un lobo solitario, llega con su camioneta para fotografiar los puentes cubiertos que le han dado fama arquitectónica a la región. Cuando Robert y Francesca se encuentran, el flechazo es instantáneo, y ambos saben que han encontrado algo que solo se logra una vez en la vida. Como dice Robert: "En un universo ambiguo, esta clase de certeza solo llega una vez y nunca más, no importa cuántas vidas vivamos". Sin embargo, Francesca siente que para ella es tarde, que los caminos están cerrados, y se entrega a un amor tan efímero como imperecedero. La narración va oscilando en el tiempo, alternando el relato de la relación entre Robert y Francesca con viñetas de ellos muchos años más tarde. El relato marco refiere al pedido de los hijos de Francesca al narrador/escritor de que le cuente al mundo la extraordinaria historia de pasión, lealtad y sacrificio de su madre. Si bien a nivel literario no es una obra extraordinaria, la narración es efectiva y nos sumerge en un viaje breve pero memorable. No soy muy fan de la novela romántica en general, pero si bien la historia sigue una línea sentimental que se acerca al melodrama, creo que evita los clichés del género que más suelen irritarme. Si buscan una lectura breve y amena, quizás para las vacaciones, va muy bien. ¡Y después miren la peli con Meryl Streep y Clint Eastwood para terminar de enamorarse! |
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