¿Amar o depender?: Cómo superar el apego afectivo y hacer del amor una experiencia plena y saludable

El amor está hecho a la medida del que ama. Construimos la experiencia afectiva con lo que tenemos en nuestro interior, por eso nunca hay dos relaciones iguales. El amor es lo que somos.

Si la dignidad personal se activa, el apego se diluye y pierde fuerza.

En las relaciones disfuncionales nunca hay un solo causante.

Las buenas parejas no vienen determinadas de fábrica. Hay que pulirlas en el trajín diario de esta vida, a fuerza de sudor, esfuerzo y, muchas veces, de lágrimas.

El apego a la convivencia tranquila y en paz es de los más apetecidos, sobre todo después de los cuarenta años. Hay una época en la vida en que estamos dispuestos a cambiar pasión por tranquilidad.

La admiración es la antesala del amor.

Buda alertaba sobre los peligros de esta falsa eternidad psicológica: "Todo esfuerzo por aferrarnos nos hará desgraciados, porque tarde que temprano aquello a lo que nos aferramos desaparecerá y pasará (...) Todo lo adquirido puede perderse, porque todo es efímero. El apego es la causa del sufrimiento.