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Percy es un chaval cuya vida escolar ha estado plagada de escollos debido a sus problemas de dislexia y TDA (Trastorno de Atención). Por eso, ha pasado en total por seis colegios hasta que por fin termina en uno en el que parece encajar y en el que consigue un mejor amigo, Grover. Sin embargo, sus problemas de adaptación persisten y estos se agravaran cuando en una excursión organizada al museo por su profesor de latín se desencadene un hecho de lo más extraño con una de sus profesoras, la cual parece convertirse en una criatura mitológica dispuesta a matarle. Percy está muy seguro de lo que ha visto, pero tanto Grover como su profesor de latín (quien le salvó de ser devorado por la bestia en la que se había convertido su profesora) insisten en que ha sido producto de una alucinación y que nada de eso ocurrió de verdad. Es más, en su colegio nadie parece recordar que hubieran tenido clase con esa profesora y nadie la conoce. Los fenómenos extraños siguen ocurriendo a su alrededor hasta que un día descubra que nada de lo ocurrido se debía a una imaginación desbordada: Percy es, en realidad, un mestizo, un semidios nacido de la unión de un humano (su madre) y un dios griego (su padre). Esta sorpresiva revelación cambiará por completo la realidad de Percy y tendrá que abandonar la vida que conoce, incluida a su madre, para recluirse en el Campamento Mestizo, el único lugar donde pueden protegerle y estará a salvo de aquellos que quieren matarle. El Campamento Mestizo está habitado por un montón de niños como él, fruto de la relación prohibida entre humanos y dioses. Allí descubrirá que Grover es, en realidad, un sátiro y que se convirtió en su mejor amigo para protegerle y que su profesor de latín es nada más y nada menos que el famoso centauro Quirón. Pero los problemas de Percy no terminan ahí pues resulta que está destinado a llevar a cabo una misión peligrosa que, de ser exitosa, evitaría una guerra que se está gestando entre los dioses del Olimpo. Y es que alguien ha robado el rayo de Zeus y este no descansará hasta que se lo devuelvan. Ya había tenido la oportunidad de leer a Rick Riordan con su trilogía sobre Egipto y en aquel momento me maravilló tanto que supe que tarde o temprano (tarde, más bien), tendría que leer de una vez Percy Jackson. Sin embargo, en comparación, esta saga me parece bastante más infantil y eso ha hecho que, pese a que yo disfruto mucho leyendo middle grade, el primer libro se me haya quedado bastante corto. Percy es un chico que sufre de dislexia y de TDA y eso hace que presente dificultades en sus estudios y, por ende, también para hacer amigos. Estos trastornos son muy comunes en los niños por lo que me ha parecido muy importante y un gran punto a favor de la novela que Riordan haya decidido crear a un protagonista de estas características (aunque me pareció un pelín decepcionante que esto tuviera una explicación lógica dentro de este universo, pero aun así aprecio el gesto). A pesar de su corta edad, es un chaval muy espabilado y valiente y eso hará que enfrente sus nuevos retos divinos con una entereza nada infantil, aunque es cierto que sigue mostrando los miedos y preocupaciones típicos de su edad y de su situación. En el Campamento Mestizo tratará de averiguar quién es su padre (hecho al que le dan mucho misterio cuando es algo obvio desde el principio y además se ve en la portada. No sé si estará hecho a propósito dado el público al que va dirigido, pero yo personalmente no entiendo tanto secretismo), qué poderes posee y refrescará sus conocimientos de mitología, aprendiendo mucho más ahora que su vida está en juego y necesita enfrentarse a monstruos que han dejado de ser una leyenda para él. El Campamento está dirigido por el dios Dionisio y allí conocerá a Annabeth Chase, una chica de su edad, hija de Atenea y con mucho carácter, que le ayudará a hacer su transición un poco más fácil y le acompañará en su misión para descubrir quién le ha robado el rayo a Zeus. También contará con la inestimable ayuda de su mejor amigo, Grover, quien es un sátiro, y de su profesor de latín, que resultó ser el centauro Quirón. Al igual que otras obras de este autor, Percy Jackson está repleto de humor y chascarrillos que, estoy segura, hará las delicias de los niños, aunque a mí me haya parecido excesivo. Su estilo de escritura es sencillo, ameno y muy didáctico pues a través de las aventuras de Percy y sus amigos vamos conociendo los diferentes mitos que poblaron el imaginario griego (Medusa, el Inframundo...). Es fascinante la capacidad que tiene este autor para adaptar relatos que tienen miles de años a la época más actual y cómo consigue entretejer los mitos griegos con la modernidad, actualizándolos para convertirlos en historias más cercanas para su público, pero sin perder su esencia, siendo fácilmente reconocibles. Es un libro muy cortito, que se lee enseguida, con el que, además, se aprende mucho casi sin darnos cuenta y muy útil si queremos aprender o repasar nuestras nociones de mitología griega sin esfuerzo y de una forma muy amena. Percy Jackson y el ladrón del rayo es una novela perfecta para que los peques (y los no tan peques) disfruten de una buena dosis de mitología de una manera sencilla y divertida a través de las aventuras de Percy y sus peculiares acompañantes. 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