La biblioteca de los sueños imposibles

Hay momentos en los que la mente te pide a gritos poder desconectar de los géneros que lees habitualmente, porque necesita algo diferente que no la mantenga en tensión ni pasando páginas como una loca para descubrir al asesino del thriller de turno. Este fue el motivo, además de su preciosa portada, que me llevó a adentrarme en "La biblioteca de los sueños imposibles", una novela a la que catalogan como histórica pero de lo que difiero porque en ella apenas hay referencias sobre el contexto histórico y, sin embargo, rebosa romanticismo por los cuatro costados.

Inglaterra, 1890. Vestidos caros, fiestas y la búsqueda del marido perfecto, esto es lo que la madre de la joven Animant Crumb desea para su hija, aunque ella tiene otras cosas en mente. Vive en un mundo de libros mientras trata de eludir la realidad con ingenio y una buena dosis de sarcasmo. Hasta que un día recibe una oferta irresistible que la alejará de las maquinaciones maternas: el bibliotecario de la Royal University tiene tanto trabajo que necesita un asistente, pero nadie está a la altura de sus pretensiones ni cumple sus exigencias. Llena de expectativas, Animant está decidida a hacer las maletas y poner rumbo a Londres, momento en que su idílica existencia se tambaleará como jamás imaginó…

"La biblioteca de los sueños imposibles" es, grosso modo, una novela ambientada en época victoriana, de corte romántico y desenlace predecible, que focaliza su argumento en las vivencias, durante poco más de un mes, de la joven hija de un terrateniente rural cuando decide poner pies en polvorosa para alejarse de su madre que está empeñada, por todos los medios, en buscarle un esposo. Mientras me adentraba en su lectura tuve la sensación de que la autora intentaba imitar el estilo de Jane Austen, utilizando un escenario muy similar e incluso la protagonista parecía tejida siguiendo un mismo patrón, aunque salvando las distancias.

A golpe de capítulos cortos encabezados por una frase que nos brinda una breve visión de lo que acontece en su desarrollo, un recurso que yo hubiera obviado porque le resta emoción, la novela está escrita con una prosa concisa y sin artificios que fluye sola, debido a lo cual su lectura se torna cómoda y sencilla. Nos desplazaremos por su argumento de la mano de un narrador protagonista, el de la propia Animant, la encargada de impulsar el relato contando su experiencia en primera persona y proporcionando una visión más personal de los acontecimientos. Esta narración es ideal para poder colarnos en su mente al permitirnos que los detalles de las escenas y el entorno emerjan a través de sus ojos, sin embargo supone un inconveniente porque podemos perdernos ciertos matices de la historia, ya que la visión se nos presenta notoriamente sesgada y es poco fiable.

Reducido es el elenco de personajes que pueblan sus páginas, la mayoría de ellos con sus contornos difusos, pero entre los que brilla con luz propia como un faro en medio de una noche sin luna el de Animant, un personaje cuyo desarrollo es apenas perceptible y esto me ha impedido empatizar con ella. Una joven señorita de la alta sociedad rural que hasta ese momento había llevado una vida ociosa, alejada de toda responsabilidad y obligaciones. Sus aspiraciones difieren mucho de las chicas de su edad, ella prefiere los libros a la compañía de otras personas, son su válvula de escape. Es una persona concienzuda y orgullosa, a quien le gusta tener el control de la situación, tan perfeccionista que puede poner de los nervios a cualquiera, pero también rebelde y sarcástica. Todo ello en una época en que las mujeres no eran consideradas personas de pleno derecho, se les vetaba el acceso a los libros y estaban sometidas a marcados convencionalismos sociales. Heroínas avocadas al vacio o a canjes amorosos, a las que solo se permitía aplicar sus cualidades en el ámbito del hogar.

Me ha gustado muchísimo el entorno y la acogedora atmósfera de una biblioteca universitaria, mientras asistimos al trabajo rutinario de su organización por parte de nuestra protagonista: catalogación de nuevos ejemplares que llegan, etiquetado, recepción y colocación de la prensa del día, con el posterior archivo de la pasada, y todo el mantenimiento del edificio. Sin embargo me han resultado tediosas ciertas descripciones que se repiten innecesariamente.

Sintetizando: "La biblioteca de los sueños imposibles" es una novela de marcado corte romántico, correctamente escrita, que presenta un desenlace predecible y precipitado. Una historia ambientada en época victoriana que focaliza su argumento en el trabajo desarrollado en una biblioteca universitaria, ese templo consagrado a la lectura, el lugar en el que la mente y el alma pueden volar libremente, en un momento en que las mujeres carecían de libertad y de futuro, en la que me ha faltado una mayor dosis de acción, emoción y dramatismo. Un bonito relato de relajada lectura que recomiendo en general a quienes disfruten con este género literario, y en particular a quienes busquen refugiarse en una lectura liviana que tornen en soleados sus días más lluviosos.
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