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Emilie es de ascendencia aristocrática y tras la muerte de su madre hereda el castillo familiar. Siempre ha huido de esa vida y es la única que queda con el apellido de la familia, por tanto tendrá que decidir qué hacer con todo el legado, aparte de buscar respuestas sobre su pasado familiar. La historia en el presente de Emilie comparte protagonismo con la de Connie, una mujer espía durante la Segunda Guerra Mundial que acabará viviendo con una familia rica y cambiando así su futuro. Tengo sentimientos encontrados con esta novela. La parte del presente no me ha entusiasmado y suceden cosas muy precipitadas que no me han convencido. Para mí la historia pide otro final diferente y no era necesaria la aparición de algunos personajes, pero eso es algo personal y la sensación que me ha dado mientras leía. Sin embargo, lo que destaca en mi opinión es la historia de Connie y como la autora enlaza las dos historias al final, cerrando todos los hilos de la trama. Es una novela entretenida, con saltos en el tiempo y secretos familiares que está bien pero que no ha sido lo que esperaba. |
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