Un ático con vistas

No tenía ninguna expectativa cuando empecé esta novela y la verdad es que ¡me ha encantado!
Me declaró fan incondicional de Matilda y sus botines con cerezas estampadas, de su positivismo, su dulzura, su inocencia hasta y de su "hit the road Jack" como insulto definitivo.
Matilda no vive en el edificio situado en el número 13 de la calle Julio Cortazar pero forma parte del día a día de esta variopinta comunidad gracias a sus dos amigas, Eli y Tamara a las que visita con frecuencia.
Julian es el misterioso vecino del ático y la comidilla de la comunidad. Nadie lo ha visto nunca, nunca ha salido del ático y eso ha provocado que circulen todo tipo de teorías sobre él por los rellanos: como que podría ser un peligroso delincuente buscado por la interpol, un asesino en serie, un vampiro o incluso batman.
Un anuncio en el tablón del edificio será la oportunidad de desvelar el misterio. ¿Imagináis quién será la encargada de hacerlo? Exacto: Maldita, digo Matilda.
A pesar de que los protagonistas de esta historia son Matilda y Julian, todos los secundarios son imprescindibles. Esa disparatada comunidad de vecinos que bien podría ser el 13 Rue del percebe en lugar del 13 Julio Cortazar no tiene desperdicio.
Lo que no saben es que Julián los conoce más de lo que imaginan, que "el oráculo" lo escucha todo desde sus dominios, lo bueno, y tambien lo malo, porque no es oro todo lo que reluce y no debemos juzgar a la ligera las vidas ajenas.