El gran viaje de Fraghor

En esta ocasión debo estar tremendamente agradecida a Masa Crítica por haberme dado la oportunidad de conocer la magia de El gran viaje de Fraghor. Quisiera comenzar destacando la cuidada edición de la obra, encuadernada en tapa dura con una estética más que llamativa e incluyendo una serie de ilustraciones de una gran calidad artística y sugestivas para el lector. Reconozco que no esperaba encontrarme con una novela de estas características; aunque daba por hecho que la fantasía sería un punto fuerte en el argumento, en ningún caso consideré hallarme ante tal despliegue de imaginación y magia. En este punto, Laura Riera Ferrón se constituye a sí misma como toda experta del género ya desde su primera obra de esta temática, lo cual parece indicar que nos regalará muchas sorpresas literarias en el futuro.

Fraghor es un chico de veintiséis años que vive en un pueblo perdido del Himalaya junto a su hermana. La enfermedad crónica que sufre ésta llevará al joven a buscar soluciones incluso en un libro de fantasía que le ha acompañado desde niño. Éste incluye un mapa que puede llevarle más allá de las montañas que ante su vista se levantan, hasta una posible solución a la situación de su hermana. Nada más debiera ser avanzado respecto a su argumento puesto que la sorpresa que le depara a Fraghor en este periplo es asimismo la que sobreviene al lector al viajar por sus páginas. Cabe adelantar la cantidad de escenarios que recorre nuestro protagonista y la multitud de personajes con los que se cruza; todos ellos, incluso aunque solo aparezcan inmortalizados en unas pocas páginas, tienen el carisma para grabar su impronta en nuestros corazones y emocionarnos con sus respectivas historias.

Para mi uno de los mayores atractivos del libro es precisamente la agilidad con la que se encuentra narrado. Adoptando casi la apariencia de un cuento extenso, los acontecimientos se suceden de una manera muy rápida (que no descuidada) y es realmente admirable la cantidad de pequeñas subtramas que pueden llegar a jalonar sus 250 páginas. Sin embargo, esta misma estructura no debe llamarnos a engaño puesto que lejos de ser un cuento infantil, lo complementan detalles muy adultos que, sin pasarnos desapercibidos, están narrados de manera sutil y elegante. Además, la autora no descuida los detalles y todo el argumento es una gran lección de valores como la lealtad, el perdón, compañerismo, solidaridad, ilusión, perseverancia...e incluso la coherencia; principio que la misma autora se aplica a lo largo de toda su obra y especialmente en su desenlace.

En conclusión considero que la obra puede ser disfrutada por un amplio público puesto que, incluso para el más juvenil, esos detalles adultos mencionados anteriormente le pueden pasar desapercibidos por su propia sutileza. Puede que no toda la trama sea un compendio de sucesos felices pero, en renunciar a esa sensación de bienestar constante, pienso que también reside uno de los mayores aciertos de la autora. de haber optado por esta opción la trama se nos antojaría mucho más infantil e incluso artificial, y quizás algunos de esos valiosos mensajes que el argumento encierra, no nos habrían llegado con tanta fuerza. En definitiva, incluso el lector más reacio a la literatura de fantasía no debería dudar a la hora de dejar atrás las ideas preconcebidas y empaquetar toda su ilusión para acompañar al joven Fraghor en la aventura que su gran viaje le depara.