Un tratado de estética japonesa

La estética es la rama de la filosofía que se encarga de definir la belleza, lo bello. Además, trata de reconocer y juzgar a través de ciertas categorías que han ido variando a lo largo de la historia, la cultura, o el país.
Oriente y Occidente, en este sentido, manejan conceptos muy distintos. Dentro de Oriente se ha hablado mucho, y se admira, la belleza del arte japonés, pero posiblemente muy pocas personas sepan argumentar el motivo, y con toda seguridad sus razonamientos tendrán poco que ver con la concepción del artista o la época.
En Japón, país poco entusiasta de las categorizaciones, el concepto de belleza, alejado de los binomios occidentales cuerpo/mente, individuo/colectividad, se aproxima más a la naturaleza, a la simplicidad. Lo bello de las cosas está ahí, no hay que dar más explicaciones. Muy cercano a la tradición japonesa se encuentra Keats cuando habla de "la verdad es belleza, la belleza es verdad". Las tradiciones artísticas japonesas imitan lo que ven, la naturaleza, cada rama, cada hoja y cada nudo del árbol cuenta, es importante.
En Japón se acuñó un equivalente a la palabra occidental "Estética" en 1883, simplemente por contar con un término con el que poder traducir. Años más tarde (1886) la Universidad de Tokio comenzó a ofrecer cursos sobre estética...con conceptos occidentales. Aún a día de hoy sigue sin haber una definición, un concepto, que hable de la estética japonesa como parte de su cultura artística tradicional.
El concepto de belleza japonés está más cerca de la idea de Hume, quien pensaba que describir lo bello era el resultado de la educación y la experiencia, que de la idea kantiana donde la belleza es innata a la obra de arte, es la obra de arte en si misma la que importa y no el juicio que se hace de ella. A Japón nunca le ha interesado el análisis, pero pasado el tiempo era lógico tener que encontrar una serie de categorías para explicar la noción de "buen gusto", y así fue como nacieron conceptos de sobra conocidos: furyu, shibui, aware, wabi, sabi, yungen. Categorías que, a su vez, se subdividen en otras tantas que han llegado hasta nuestros días para calificar, desde la arquitectura, la comida o el ikebana, hasta personajes muy conocidos: "Los gatos son shin, los perros son so. Sean Penn es muy shin y Brad Pitt es muy so". Aquí que cada uno saque su propia conclusión...yo tengo muy clara la mía.
Utilizando conceptos filosóficos, antropológicos, y artísticos, Donald Richie nos ofrece un escueto (no llega a 100 páginas) tratado de estética, muy valioso, entretenido, y al alcance de quien quiera profundizar en la cultura artística japonesa. Una cultura que cada vez tiene más admiradores, a pesar de las evidentes diferencias que nos separan.