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RITA; DA COSTA GARCIA (Traductor)
ISBN : 8439731132
448 páginas
Editorial: Random House (18/02/2016)

Calificación promedio : 3.5/5 (sobre 2 calificaciones)
Resumen:
El camino estrecho al norte profundo nos traslada a los campos de concentración japoneses en Tailandia para contar una historia sobre la crueldad de la guerra, la vacuidad de la existencia y un amor imposible. Confinado en un campo de prisioneros japonés en plena segunda guerra mundial, el cirujano Dorrigo Evans vive del recuerdo de la historia de amor que mantuvo dos años atrás con la joven esposa de su tío. Mientras los hombres bajo su mando se dejan la piel ... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (2) Añadir una crítica
Guille63
 13 March 2023
No recuerdo quién dijo aquello de que solo son dignos de una lectura los libros que merecen una relectura, y en gran parte tiene razón. Son libros que al pasar la última página sentimos que no hemos podido abarcarlo todo, que no los hemos agotado, que quedaron zonas por descubrir, a oscuras. Pero no tiene toda la razón. También hay libros que nos proporcionan grandes horas de placer sin que por ello volvamos a sentir la necesidad de volver, son libros que se disfrutan y se agotan en una primera ocasión.

El camino estrecho al norte profundo” es de estos últimos. Aquí todo está dicho de una forma clara y rotunda. Lo único oscuro que encontrarán aquí es el alma humana.

La novela tiene dos partes bien diferenciadas. Una historia de amor, una triste historia de amor que ocupa buena parte de la novela y que, en relación con el meollo del relato, me pareció un añadido solo justificable por la exigencia de alcanzar un cierto número de páginas. Después está la parte que realmente me interesó, la construcción del llamado “Ferrocarril de la Muerte”, el mismo de la famosa película “El Puente sobre el Río Kwai”, en la que el ejército de Japón utilizó a miles de prisioneros que, como esclavos, en condiciones deplorables y con medios ridículos, fueron obligados a trabajar hasta la muerte en un proyecto imposible que debería unir Thailandia con India. Se habla de hasta 300.000 prisioneros trabajando, 16.000 de ellos australianos, los protagonistas de esta historia y de los que solo sobrevivió una tercera parte.

“La guerra es lo que somos. La guerra es lo que hacemos. Puede que el ferrocarril mate a seres humanos, pero yo no construyo seres humanos. Yo construyo un ferrocarril.”

Muchas son las atrocidades que se relatan, terribles las descripciones de las condiciones en las que vivían los prisioneros, del extremadamente cruel trato que recibían, pero entre tanto horror lo que quizá más me espantó fue la escena en la que dos mandos japoneses responsables de tales desmanes se recitaban…

“… el uno al otro más fragmentos de sus haikus favoritos y se mostraron profundamente conmovidos no tanto por la poesía en sí cuanto por su propia sensibilidad ante esta… no tanto por conocer el poema cuanto porque este revelaba la faceta más elevada de sí mismos y del espíritu japonés.”

El mismo espíritu japonés por el cual se creían superiores a cualquier otro ser humano y por el que se sentían seguros de la victoria final, por el cual podían disponer como quisieran de las vidas de sus subordinados, japoneses incluidos; el espíritu japonés por el que despreciaban a sus enemigos por caer prisioneros y no darse muerte, por el que se debían cumplir todos los deseos del emperador y quitarse la vida de no ser capaces de cumplirlos; el espíritu japonés por el que muchos se sintieron orgullosos al ser condenados y ejecutados por crímenes de guerra, por el que muchos pudieron vivir sin remordimientos una vez acabada la guerra y hasta ser considerados personas de gran corazón por la bondad que mostraron el resto de sus vidas; el espíritu japonés por el cual hubo quién siguió recordando aquellos años como los más felices de sus vidas (*).

Aunque literariamente me ha parecido algo pobre, por mucho Man Booker Prize que recibiera, tengo que dar las gracias al autor, aparte de por construir un documento necesario de memoria histórica, aparte de su exitoso esfuerzo por mantener la memoria de miles de hombres que participación en un atroz episodio, uno más en esta larga lista de episodios atroces que es nuestra historia, tengo que agradecer, repito, el admirable empeño por penetrar en la mente de estos seres e intentar discernir cómo es posible tanto horror, por mostrar que no todos, ni siquiera la gran mayoría, eran monstruos, mentes infectadas del ansia irrefrenable de “volver a vivir la euforia del extraño poder y la liberación que brindaba el hecho de matar a otro ser vivo”, de que los hombres podemos llevar dentro muchos hombres.

“De sueños imperiales y hombres muertos, solo la alta hierba quedó… Solo quedaron el calor y las nubes cargadas de lluvia, e insectos y pájaros y animales y vegetación que nada sabían y a los que nada importaba… El mundo es. Es y punto.”


(*)“Cuando, el 25 de octubre de 1943, la locomotora a vapor C 5631 se convierta en el primer tren que recorra el trazado completo del Ferrocarril de la Muerte, remolcando en sus tres vagones a dignatarios japoneses y tailandeses, lo hará sobre infinitas capas de huesos humanos, incluidos los restos de uno de cada tres de esos soldados australianos. Hoy, la locomotora a vapor C 5631 se exhibe con orgullo en un museo que forma parte del gran monumento extraoficial a los caídos de Japón, el santuario Yasukuni de Tokio. Además de la locomotora a vapor C 5631, el santuario alberga el Libro de las ánimas. En él se recogen los nombres de los más de dos millones de nombres que murieron sirviendo al emperador de Japón en los conflictos bélicos que se produjeron entre 1867 y 1951. La inscripción en el Libro de las ánimas que se conserva en este lugar sagrado conlleva la absolución de todos los pecados cometidos. Entre esos nombres se hallan los de 1.068 hombres condenados por crímenes de guerra y ejecutados tras la Segunda Guerra Mundial. Y entre esos 1.068 nombres de criminales de guerra ejecutados se cuentan algunos de los que trabajaron en el Ferrocarril de la Muerte y fueron declarados culpables de malos tratos a los prisioneros de guerra. La placa que preside la locomotora C 5631 no recoge una sola mención a estos hechos. Tampoco se menciona el horror que supuso la construcción del ferrocarril.”
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alf
 02 May 2021
Premio booker 2014, una magnífica novela sobre la dura experiencia de un médico en los campos de prisioneros japoneses de la segunda guerra mundial, aquellos que construían el llamado ferrocarril de la muerte, entre las capitales de Birmania y Tailandia. El famoso puente sobre el río Kwai era parte de esa línea de ferrocarril.

Pero va más allá, una historia de amor antes del comienzo de la guerra y la vuelta a casa de aquellos que sobrevivieron, que tratarán de rehacer sus vidas con la pesada mochila de la trágica experiencia sufrida, tanto por los torturadores como por sus víctimas.
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