El rey Saúl, temeroso del poder de los filisteos, acude antes de la fatídica batalla a «una mujer evocadora de muertos» y le pide que resucite al profeta Samuel. «¿Por qué me has turbado, evocándome?», pregunta el fantasmagórico profeta, y acto seguido predice que el rey Saúl y sus dos hijos morirán al día siguiente y se reunirán con él |