Al igual que el anterior libro de la saga, este libro parece empezar después de la mitad, y la primera parte lo único que hace es alargar la historia sin mucha necesidad. La historia se podría decir que es la más teológica de la saga hasta ahora. Por momentos parece que estamos leyendo la Biblia, y en otros momentos se asemeja a una especie de Divina Comedia, en donde nos movemos por toda una cosmovisión cristiana creada por la autora. Creo que al igual que el libro anterior, sobran la mitad de las páginas, ya que de por sí el estilo de Anne Rice es muy descriptivo, y ahora, sumado a esto, tenemos una serie de acontecimientos que dan la impresión que están ahí más para dar mayor volumen a la novela que porque la historia realmente lo requiera, siendo que dichos acontecimientos bien podrían ser mucho más reducidos y darle así mayor fluidez a la historia. |