Las doce cartas

La vida de un cartero rural. Esta novela, atípica y rural, comienza en el departamento de clasificación de cartas de Correos en Madrid. Allí se encuentran trabajando, Paco, Andrés e Iván. El protagonista de la historia es Iván Acer, un joven que aburrido de su rutina diaria laboral decide dar un giro a su vida y cambiar de lugar de trabajo. Quedando vacante una plaza de cartero rural en la localidad de Sant Martí de Sarroca en Vilafranca del Penedés realiza la mudanza y en tres días comienza en su nuevo puesto de trabajo.

En la peculiar oficina de Correos de Sant Martí de Sarroca conoce a su nuevo compañero de trabajo, Manuel Vaca, quien le explica sus nuevas funciones y en qué consiste su trabajo. En esa oficina: entregan, devuelven, escuchan, ríen, lloran, entienden y a veces, muy poca veces, guardan. Cada mañana tendrá que repartir el correo del pueblo y el correo de las masías, es decir, las casas que están más alejadas y esparcidas por el campo.

A Iván le entusiasma su nuevo trabajo. Trabajar al aire libre y comenzar de nuevo le siente realmente bien. Pero aunque sus primeros deseos fueran pasar desapercibido y llevar una vida lo más tranquila posible, eso es imposible en un pueblo tan pequeño, dónde todo el mundo se conoce. Lo que no sabe Iván es que su puesto de trabajo había sido ocupado anteriormente por otro muchacho que murió en extrañas circunstancias y un hombre está en la cárcel acusado de su asesinato.

La trama principal de la novela es la resolución de un caso de asesinato en un medio rural, en un pequeño pueblo, donde cada cosa se sabe antes de que suceda.

Como investigador privado, un ex inspector de policía, Ramon Massoni, que ayudará a una de las familias más adineradas de la localidad para averiguar la verdadera identidad del asesino del trabajador de Correos.

Entre viñas, bodegas y con el sabor dulce de las uvas en maduración, Iván aprende a ser un verdadero cartero rural. En su rutina diaria por el pueblo y por las masías le acontecerán sucesos cotidianos de un cartero, conocerá a los habitantes del pueblo y se verá envuelto en la resolución del asesinato del antiguo trabajador de Correos.

Pero hasta en este pueblo es cura es especial. EL sacerdote Agustín, “Tilín” para los amigos, protagonizará las mejores escenas de la novela.

Muy lentamente, el autor nos va introduciendo en un mundo rural, con una profesión poco recurrida hasta ahora para novelas policiacas, los carteros. La investigación sigue su curso normal, con un desenlace y explicación final.

Los personajes podrían haber llegado a estar más desarrollados, ejemplo del cura del pueblo, y sacar mucho más partido al sentido del humor que echa mano el autor en los últimos capítulos, de los que he disfrutado mucho.

Me ha gustado la originalidad del argumento principal, dejando de lado los clichés y las estereotipadas novelas policíacas y recurriendo a personas normales con trabajos normales para elaborar una trama alrededor de un asesinato.

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