La tinta. Más allá de la magia

No pude haber descubierto a Dalas con otro libro.

Porque en verdad no tiene otro.

Voy a ser la bruja de la historia y anticiparles para los que estén por comenzar el libro o quieran leerlo que no tiene segunda parte. Es una contradicción puesto que en el libro Dalas asegura más de una vez que sí lo tendrá, pero hasta ahora (2020) no sé nada de la dichosa continuación (el libro fue publicado en 2017), pero ante cualquier novedad esta crítica será modificada.

No fue difícil engancharme en un principio de lo que ocurría, aunque había demasiados detalles para mi gusto.

Un ser oscuro tratando de llevarse algo crucial para la trama, aunque nadie entiende sus motivos salvo este ser que asegura que sus razones son las correctas. Típico villano, en mi opinión, con aires de mesías.

Sin embargo después de esto nos vemos inexplicablemente en el mundo "normal" donde los hombres oscuros no tienen magia. Es donde conocemos a Sveia, una adolescente con muchos problemas. ¿Qué adolescente no? Se preguntaran… Bueno, estoy de acuerdo. Sin embargo Sveia no sólo padece conflictos con sus progenitores por el mero hecho de ser una adolescente incapaz de contener a sus alocadas hormonas. Ella fue diagnosticada con una enfermedad mental rara que la hace ver "cosas"; cosas extrañas, fuera de su mundo. No me refiero a aliens para nada. Ella va a un psiquiatra llamado Miguel, realmente amable y que la que la trata con el afecto y la comprensión que sus desabridos padres no le brindan, a quienes Dalas pinta como una clase de fanáticos religiosos y malditos frustrados de la vida. Sumenle a esos padres un bullying constante,y una "amiga" de mierda y una jodida enfermedad mental y tienen un cóctel para una depresión constante.
En cierto sentido, un adolescente que padece problemas similares en su casa y escuela se sentiría muy identificada con nuestra protagonista, lo que es un punto a favor para el libro si sos la clase de lector correcto.
De la nada, la miserable vida de esta chica empieza a cobrar otro rumbo cuando un misterioso profesor aparece y parece ser el único pilar de apoyo de Sveia en la escuela. Sin embargo, todo lo que sabe de Nathaniel es su nombre y que da clases en su escuela. No entiende el por qué de ponerse de su parte. O qué es lo que gana él con ello.
No esperaba milagros de ningún libro, pero mentiría si no admitiera que lo había elegido con mucha ilusión y no fue lo que esperaba. ¿leería una segunda parte? Puede ser, pero francamente todo me pareció no tener ni pies ni cabeza. Dalas hizo todo tan rebuscado que ni el sentido le encontré. Tampoco logré conectar con los personajes. Muchas explicaciones y poco contenido, pero sí, leería una continuación sólo para saber si hay algo que se pueda rescatar.

Y, sin embargo, el final me dejó un poco picada.

“Nada es lo que parece” reza el viejo dicho y ni Nathaniel ni Sveia son la excepción: si no no habría libro ¿no?
¿Qué será Sveia? ¿A qué grandes cosas está destinada? Eso lo sabrán únicamente leyendo el libro.
¿Habrá una continuación? No tengo una respuesta para ello.
¿Leyeron las últimas preguntas como si fuera un comercial? Entonces, lean más de mis reseñas.