Un otoño romano

Un autor especializado en la literatura de viajes. Nos dejó en octubre de 2020, periodista y gran escritor con numerosas obras de todo género y gran cantidad de ellas, libros de viajes excelentes como el que voy a comentar.

En este caso nos vamos a Roma ¿Me acompañas a esta maravillosa ciudad ? Me voy de viaje.

He estado viajando por mi amada Roma, en un otoño inolvidable y por las maravillas que tanto me emocionan. ¡cómo lo he disfrutado!. ¡Qué grandes paseos!, ¡qué visitas!, ¡qué maravillosa lectura!.

Escrito en forma de diario y con el estilo característico de su autor, donde la cultura, la historia, la poesía y su gran pasión, me ha ido llevado por tantos de mis rincones favoritos, que he vuelto a nacer, como diría Goethe en su también interesante “Viaje a Italia”.

Si me leéis y no habéis ido a Roma y tenéis intención de conocerla, no os hacen falta las siempre requeridas guías, con este libro la conoceréis a fondo y mejor.

A mí me han entrado tantas ganas de volver, aún a pesar de que me he recorrido Roma, la he pateado y he disfrutado visitando lo más conocido y también lo menos conocido, puedo llegar a pensar que es mi ciudad, ya que he estado muchísimas veces y espero poder volver muchas más.

Y me llevaré este libro. Jamás me canso, siempre descubro algo que me conmueve porque siempre lo hago con emoción. Y cuando tengo que dejar Roma, siempre es con lágrimas en los ojos.

Y recuerdo también el poema escrito por Ovidio la noche en la que tuvo que abandonarla porque fue desterrado por el emperador Augusto (citado a final del libro) :

Cuando me asalta el recuerdo de aquella tristísima noche Que fuera la última vivida en la ciudad; Cuando revivo la noche en que abandoné todo cuanto amaba Una lágrima se desliza de mis ojos. (…)

El libro es el resultado de los tres meses que Javier Reverte estuvo en Roma como emérito en la Real Academia de España en Roma, sin duda un lugar privilegiado en la colina del Gianicolo en el Trastevere, desde donde puede asomarse a unas vistas espectaculares de la ciudad.

La cubierta del libro es precisamente una fotografía tomada desde aquella habitación donde escribió este libro.

Lo que nos traslada es una visión muy literaria, también poética, de una ciudad que también dice “nunca termina” es la Roma de la que grandísimos autores también se enamoraron y escribieron sobre ella, Sthendal, Goethe, Chatesubriand, Gógol, Hemingway, Valle-Inclán, John Keats, y un largo etcétera.

Y desde luego, es un canto y un maravilloso homenaje hacia el arte y hacia la belleza.

Además, tal y cómo nos cuenta aquellos sus paseos por la ciudad, las visitas a los lugares emblemáticos, la admiración de todo lo que nos va describiendo y de todo lo que encuentra, incluso hasta sus exquisitas comidas en los restaurantes a los que se dirige, y que merecen la pena.

Y todo el arte que encuentra, todo ello, nos llega en una combinación perfecta de viaje, historia, literatura e historias romanas. Es que no se deja nada ni a nadie. Ahí están Caravaggio, , Miguel Angel, Rafael, Giordano Bruno, Bernini…

Yo, admiro el Panteón, cuando estuve en Roma en un curso, todos y cada uno de los días, todos, lo visitaba y además me sentaba delante, en una fuente que está frente al maravilloso Panteón de Agripa y pasaba allí momentos inolvidables, es uno de mis lugares preferidos, y también parece ser el suyo. Coincidimos.

Llegas a mimetizarte con la ciudad y ya no puedes dejar de amarla. al finalizar de leerlo, encontramos una magnífica bibliografía y sobre todo una gran selección de imágenes con una pequeña y hermosa descripción.

No consigo ni quiero salir de Roma, aspiro constantemente a seguir volviendo a ella, hoy lo hago a través de un vibrante y entusiasta retrato, guiado por la obra de Reverte.

Otras veces, es un viaje quien me deja allí, acudo a su esencia, a mezclarme con ella, deslizando mi mirada incrédula y apasionada por sus calles y sus magníficos edificios.

En Roma, cuando estoy presente y viviendo en ella, muy a menudo dejo que el agua de alguna de sus espléndidas fuentes moje mi mano.

Lo constato, yo soy romana.

Algunos sentimientos puedo notar como me abrazan.