Esta novela me dejó con la boca abierta y un poco de tristeza. Lo peor de todo, es que me cuesta poner en palabras el por qué. Sólo puedo decir que es una historia corta con tintes cómicos pero con un trasfondo religioso, plagado de metáforas y una prosa deliciosa. Simplemente tenés que dejarte llevar, que las páginas corran, no cuestionar nada, hasta que eventualmente entrás en el ritmo y la intención y simplemente no podés parar, la sentís demasiado corta, te quedás con ganas, todo eso junto con un sentimiento de nostalgia y perdida. La agarré al voleo en la biblioteca y ahora quiero leer más de esta autora, definitivamente. |