Máquinas mortales

La Guerra de los Sesenta Minutos dejó una Tierra inerte, plagada de volcanes y terremotos por lo que la humanidad vió una única manera de sobrevivir: dotar a las ciudades supervivientes de tracción y perseguir a otras ciudades para "comérselas" en busca de materiales y recursos. Máquinas Mortales empieza en Londres, donde conoceremos a Tom Natsworthy, un aprendiz de historiador que, tras conocer en persona a su ídolo, se cruzará en el camino de una asesina y terminarán los dos en la Región Exterior, obligados a aliarse para poder sobrevivir.

Lo cierto es que el mundo planteado por Reeve es realmente atractivo a la par que surrealista... ¿ciudades que se comen otras ciudades? Como ya os debéis imaginar, en el nuevo mundo impera la ley del más fuerte, pero a medida que avancemos en la historia nos iremos dando cuenta poco a poco de que todo es más complicado de lo que parece.

La Guerra de los Sesenta Minutos no solo ha cambiado el estilo de vida de la humanidad si no que también ha afectado de lleno a la religión, siendo el inventor de la tracción el nuevo Dios de los hombres. Por otro lado, existe un movimiento llamado "antitraccionista" que demuestra que las ciudades podrían sobrevivir perfectamente si se asentaran en algún lugar, que es solo la avaricia de los que mandan lo que hace que sigan moviéndose de un lado a otro en busca de recursos, y sí, las ciudades tienen dientes que usan contra otras ciudades.

Esta historia tiene dos protagonistas principales, Tom Natsworthy y Hester Shaw, a quienes seguiremos en su periplo por intentar volver a Londres, uno porque desea volver a su hogar y la otra porque anhela llevar a cabo su venganza. No solo los seguiremos a ellos a lo largo de la historia, si no que existe una segunda voz que nos relata todo lo que ocurre en Londres mientras los dos principales están perdidos por el mundo, la de Katherine Valentine, la hija del hombre que Hester quiere matar.

Existen otros secundarios, como Anna Fang o Valentine que terminan de redondear la historia, pero si nombro a Katherine es porque esta es una de esas ocasiones en las que, para mí, el secundario ha hecho sombra a los principales. No he terminado de conectar con Tom y Hester, entiendo los motivos de la segunda, pero el cambio de actitud del primero me ha sonado algo forzado, no he terminado de creérmelo. En cambio, es realmente fácil empatizar con Katherine y, aunque Tom y Hester viven más aventuras, me ha parecido mucho más interesante lo que descubre Katherine en Londres, las traiciones con las que su padre tiene mucho que ver.

El final no me lo esperaba y a grandes rasgos me ha gustado bastante aunque me ha sorprendido que este libro sea autoconclusivo. al tratarse de una tetralogía creía que quedarían algunas cuestiones abiertas, pero por lo que he podido ver, se trata de otra historia distinta, con los mismos personajes, pero con una ambientación distinta. A ver qué me depara El oro del depredador.

Máquinas Mortales es una distopía realmente interesante, con un mundo muy visual (que supongo que funciona aún mejor en la película), con un trasfondo político y religioso que, para mí, ha sido de lo mejorcito del libro.
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