El segundo libro ambientado en el Baztán continúa la saga con la misma calidad de su predecesora. La trama se complica, aparecen personajes nuevos e inquietantes y los crímenes van in crescendo en una novela narrada de un modo exquisito y muy cuidado. Con nuevas revelaciones de los personajes, la novela más que leerla, se devora. Quizás Dolores Redondo ha conseguido vencer aquel dicho de que "segundas partes nunca fueron buenas" al crear una segunda entrega muy dinámica e intrigante, que termina dejándonos con ganas de más.
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