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Cuando uno piensa en todos los elementos que se necesitan para crear una poderosa e irresistible historia de terror le viene a la cabeza varias posibilidades que, combinadas, pueden conseguir estremecerte. de entrada requiere de una ambientación poderosa, llena de rincones oscuros, pasadizos secretos, ventanas que aúllan moviendo las cortinas, polvo, suciedad, arañas y todo tipo de decoraciones que te transporten de lleno a un lugar de pesadilla. En ese espacio sitúas a un personaje inocente y desvalido. Una persona con la que puedas empatizar desde el comienzo y que tenga la misma información, y miedo, que tú en medio de ese ambiente amenazador. Y finalmente una trama detrás de todos ellos que te vaya absorbiendo y atenazando mientras descubres como el horror va impregnando a cada uno de los elementos que conforman la novela. Lo curioso es que todo eso lo encuentras en esta novela de Sarah Read en donde acompañamos al pequeño Charley en su internamiento en una escuela de principios de siglo XX cuyos cimientos se apoyan en una antigua y siniestra abadía. Tan solo falta una pequeña chispa para que el terror se adentre en tu cabeza y pronto verás como todo empieza a arder. Sin embargo no conseguí disfrutar de esta historia como lo había esperado. Quizás por las tremendas expectativas que tenía acerca de esta obra ganadora del premio Stoker, que prometía una experiencia realmente terrorífica, o porque quizás la presencia de todo aquello que a uno le gusta en una novela no tiene por qué funcionar siempre. El caso es que aquí tenemos a ese personaje indefenso lleno de carisma con el que empatizas desde el inicio. Su valentía a la hora de afrontar las situaciones con las que tiene que lidiar consigue que, en más de una ocasión, sientas las penurias por las que tiene que pasar. Y la descripción de todos los elementos que conforman esa escuela/abadía pone los pelos de punta en más de una ocasión. Pero lo que en una novela como esta tendría que provocarte pesadillas ante lo que acontece a mi no terminó de convencerme. Quizás porque los hechos que te narran no dejan de ser una mezcla de situaciones reconocibles en donde nada es lo que parece. O porque el comportamiento de los personajes a lo largo de la trama está tan definido que ya intuyes que te están distrayendo. O porque la autora quiere apostar por una trama en la que lo sobrenatural y lo humano no encuentran diferencias. Sea por una razón o por otras, el caso es que mis expectativas se fueron diluyendo poco a poco hasta perder el interés y eso, en una novela como esta es una pena. Porque todos los hechos que ocurren en el último tercio son formidables. Llenos de tensión, de revelaciones y de momentos de auténtico horror que pone los pelos de punta. Uno de esos finales estremecedores que merecen toda la atención de los amantes de este género. Pero cuando llegas a esos instantes sin mayor interés por lo que te cuentan es que algo ha fallado, aunque puede que ese algo seas tú. Aun así, la historia es sólida, no deja cabos sueltos y estremece cuando quiere, por lo que la propuesta no deja de ser atractiva. al fin y al cabo, ¿a quien no le gusta la sensación de estar arropado bajo la almohada mientras nota como algo se acerca en la noche? |
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