Pues una maravilla. Me ha encantado cómo escribe este autor y me ha encantado el personaje de Eladio Monroy. Una muy buena historia, protagonistas tangibles, situaciones verosímiles y ubicaciones muy bien descritas sin caer en lo excesivo. Y todo esto ha hecho un conjunto que me ha intrigado, emocionado y hasta hecho reír en algún momento. Eladio Monroy es como un Mario Conde español. Tienen mucho en común el cubano y el español, pero Monroy también me ha recordado un poco a Maigret y a Plinio. (soy consciente de que soy una clásica). Ahora me he quedado con esa cadencia canaria y con ganas de un buen ron de miel o un licor de plátano. |