Princesa de mármol y cristal

Cada alma tiene una función, un camino, un castigo que pasar. Pero no es un castigo divino, nadie es castigado por sus pecados. Algunas almas están atormentadas por sus propios miedos, son ellas mismas las que desean vagar por este mundo agonizando; otras se pierden, no encuentran el camino. Tu fin solo tú lo sabes.

Ella los mató, aún sigue haciéndolo; pero, ¿saben?, es una buena persona.

Él me enseñó la grandeza de las cosas y yo le mostré como disfrutar de los pequeños detalles de la vida.

La muerte nos libera de nuestros pecados. Él no se merece ser un mártir.

Eso, señor Ross, es amor. Algo que no se compra, que no se vende. Algo que no debe ser mendigado ni exigido. Es una conexión entre dos almas que va más allá del contacto físico. Por eso no puedo explicarlo, sería imposible».

Los muertos son muertos; sin embargo, son los protagonistas de una historia macabra en primera persona, la causa de la irritación de un sujeto desesperado por pintar un cuadro con ellos o de la adoración de un coleccionista de mujeres, que las guarda secretamente en su casa. Pueden haber sido elegidos por excitación, por envidia o por vanidad.

Un hombre no debe limitar tus sueños... si lo hace, es que no te ama.

A veces las personas que más nos aman son las que más daño nos hacen, pero no por ello dejan de amarnos, no por ello quieren hacernos daño.