En el páramo, una geografía cerrada, Doña Olga domina su negocio con mano de hierro. Cualquier esparcimiento cabe, cualquier asunto nutre el negocio.
En este espacio ocurren todos los sueños, crecen todas las esperanzas, se viven todos los placeres. También todos los desengaños y tristezas del corazón.
“El cuerpo translúcido de Doña Celinda fulgía en el gabinete con la potencia y la solemnidad de una macarena.